domingo, 26 de agosto de 2012

'Los Mercenarios 2': Más (y algo mejor) de lo mismo


Hace dos años, Sylvester Stallone nos refrescó la temporada veraniega brindándonos la oportunidad de regresar a nuestros años más nostálgicos (véanse los 80 y la primera mitad de los 90) mediante su largometraje como director, guionista y actor principal 'Los Mercenarios'. No entraré en demasiados detalles sobre esta primera entrega (principalmente, porque podéis leer la crítica que le dediqué en ese momento desde este enlace); simplemente me limitaré a señalar que, en conjunto, se trata de una película extremadamente macarra, repleta de agradecidos guiños cinéfilos e incluso metacinematográficos (atentos a cierta frase sobre un actor de acción que se dedicó a la política), tan exagerada que llega a ser naïf en el mejor de los sentidos y, en definitiva, una propuesta cargada de testosterona con sabor clásico (lamentablemente lastrado por una dirección demasiado frenética -repleta de cortes y de excesivos movimientos de cámara que llegan a impedir seguir bien lo que está pasando en pantalla- y por un inapropiado abuso de efectos digitales).

Ahora nos llega 'Los Mercenarios 2', dirigida en esta ocasión por el artesano Simon West ('Con Air', 'The Mechanic'). En esta ocasión, podría decirse que, ya hechas las presentaciones del equipo protagonista (aspecto en el que su antecesora se centraba durante casi la totalidad de su metraje), esta nueva entrega de la particular saga de Sly arranca con mayor concisión, introduciéndonos dentro de la acción desde el primer minuto con una set piece brillantemente rodada, planificada y estructurada en la que tanto tienen cabida momentos de lucimiento para Jet Li como la presentación del personaje de Liam Hemsworth e incluso una aparición estelar que no desvelaré aquí. Una vez concluida esta escena, el espectador ya sabe lo que se le va a ofrecer: un cóctel molotov que no ofrece descanso ni concesión alguna.


Y exactamente eso es 'Los Mercenarios 2': una versión expandida de su predecesora, con más violencia, más muertes, más chascarrillos (y mejores, todo hay que decirlo), una dirección más clásica y pulida (aunque el montaje todavía contiene momentos demasiado rápidos), más apariciones destacadas y sobretodo, un hilo argumental algo más trabajado pese a que no hay pedir el oro y el moro a este tipo de cine. La primera gran mejora es el villano: si en la anterior parte teníamos a un sosísimo David Zayas ejerciendo de dictador sudamericano y a Eric Roberts repitiendo su único registro como agente corrupto de la C.I.A., aquí tenemos a un Jean Claude Van Damme en su salsa componiendo un bad guy tan absolutamente malvado, corrupto, despiadado e inhumano que acaba siendo risible y cayendo en la caricatura. Por suerte, Van Damme comprende esto y no solo saca petróleo del escaso metraje del que dispone para interpretar a este personaje (que, no en vano, se llama Villain) sino que incorpora parte de su propia excentricidad para acentuar más si cabe los rasgos definitorios del villano.

Después nos encontramos con el equipo protagonista; en esta ocasión, la química de grupo se nota más debido a unos diálogos mejor perfilados y a la interacción entre los actores. Personajes como el de Barney Ross (Sly), Lee Christmas (Jason Statham) y especialmente el de Mr. Church (Bruce Willis) reciben un mejor tratamiento, aunque también es cierto que otros son reducidos a meros gags andantes (lamentable ver en qué han convertido a un personaje antaño tan interesante como Gunnard, interpretado por Dolph Lundgren) y otros son literalmente barridos del mapa bajo pretextos bobalicones (no esperéis ver demasiado a Jet Li, ya que se luce en la primera escena y después desaparece del metraje para no regresar). Después están los cameos y las apariciones estelares: aquí es donde la película entra directamente en el territorio de la autoparodia (y sin ninguna sutileza, tal como evidencian ciertas frases o el uso de la música), y éste es precisamente uno de los mayores problemas que acaban afectando a 'Los Mercenarios 2'. Del personaje de Mickey Rourke en la anterior entrega ya ni hablemos: ni le veréis ni se le menciona de pasada.


Por un lado, pretende ser algo más seria y oscura que la original: la fotografía es mucho más azulada y apagada, y bastante menos vistosa que en la anterior entrega, el escenario es mucho más hostil, tienen lugar ciertos sucesos trágicos y, en general, las acciones del villano y sus consecuencias son más duras que en 'Los Mercenarios'. Sin embargo, desperdicia grandes posibilidades que se van planteando a lo largo del metraje (el envejecimiento que empieza a experimentar Christmas, un escenario soviético que recrea los Estados Unidos de la Guerra Fría, el secuestro de habitantes para ejercer de esclavos en las minas...) y acaba llegando a un punto en el que ya no sabe si pretende ser un sincero y sentido homenaje como lo fue su antecesora, si pretende ser una cinta de acción espectacular, si su intención es la de burlarse de los topicazos del cine de acción ochentero o si pretende ir más allá y plantear nuevas posibilidades argumentales a un género en busca de nuevas fórmulas.

Con todo, he de admitir que, pese a ciertos descensos de ritmo que se producen durante el segundo acto (provocados por una excesiva acumulación de tiroteos similares entre sí), disfruté mucho de esta película y la considero a la altura de la primera entrega. Ofrece más (y algo mejor en ciertos aspectos) de lo mismo, de modo que no hay una diferencia radical entre una entrega y la otra: la comparación entre ambas se puede dar sobretodo a partir del tono ('Los Mercenarios' es mucho más seria, mientras que ésta que nos ocupa es claramente un ejercicio de cachondeo desvergonzado que en ciertas ocasiones opta por el dramatismo) y de cuánto se prefiera lo que ofrece una entrega o la otra. Personalmente, creo que 'Los Mercenarios 2' es demasiado similar a su predecesora como para afirmar que es superior a ella, así que en conclusión solo diré que se trata de la opción perfecta para quien quiera desconectar del calor veraniego al son de incontables disparos, gritos y frases lapidarias.

Valoración: Buena

Valoración de la B.S.O. (Brian Tyler): Buena

martes, 21 de agosto de 2012

Creando el poster del cortometraje 'El Escritor'

¡Muy buenas!

Tal como comenté en un post anterior, hace meses me impliqué como actor protagonista en el cortometraje de Max Productions 'The Writer (El Escritor)', dirigido por Fernando Rodríguez. A finales de abril dimos por finalizado el rodaje y hace unas semanas que pude ver el resultado final: se trata de un cortometraje visualmente espectacular, rodado con un pulso y una energía más que notables, que goza de un guión detallista que no deja cabos sueltos pero al mismo tiempo abre infinidad de posibilidades para expandir el universo que plantea y, sobretodo, entretenido a rabiar.

Cuando Fernando me dejó ver el cortometraje finalizado y me planteó la posibilidad de crear el cartel oficial para su difusión en festivales y de cara al público, intenté pensar en lo que 'El Escritor' significó para mi y en lo que me transmitió como espectador cuando lo visioné. Tras llegar a todos los conceptos y sensaciones que he escrito en el primer párrafo, me puse a hablar con él sobre las ideas que me habían venido a la cabeza. Entonces fue cuando Fernando me planteó otras que tenía en mente, las pusimos todas de acuerdo, me realizó una sesión fotográfica completa de cara a tener todo el material necesario para hacer el cartel, y acto seguido me puse a trabajar.

Para que os hagáis una idea, el material de origen con el que debía trabajar era ésta fotografía, una de tantas que hicimos en la misma calle, con la misma pose y con un encuadre similar (siendo ésta, sin embargo, la que más me convenció por la mirada y sobretodo por el encuadre):


Aunque la fotografía es bastante buena, como podréis apreciar queda bastante curro por delante para convertirla en una imagen digna de ilustrar un cartel cinematográfico. Por tanto, empecé por lo básico: sustituir el cielo, sobreexpuesto y de un color blanquecino rosáceo bastante dañino para la vista (el sol de mediodía no acompañó demasiado) por un cielo nuboso cuya función sería la de adelantar al espectador la espectacularidad visual del cortometraje.

Quedaban todavía, sin embargo, una serie de detalles por pulir:

1. El calzado, incongruente con los zapatos negros de traje que llevo en el cortometraje.



2. Las numerosas señales de tráfico y el parquímetro, algo cutres dentro de un poster cuya finalidad es puramente comercial.


Cambiar el color del calzado fue sencillo: solamente me hizo falta oscurecerlos, tintarlos ligeramente de color negro (siempre con cuidado de que no acabaran pareciendo un dibujo o un parche) y un poco de desenfoque para enmascarar las imperfecciones del retoque. En cuanto a las señales de tráfico y al parquímetro, no fue una tarea tan sencilla: hizo falta utilizar mucho tampón de clonar para recrear partes específicas del entorno y poder sobreponerlas a dichas señales, para luego rematar el retoque con distintas herramientas. ¿El objetivo? Intentar eliminar posibles distracciones visuales del cartel de cara a un resultado más pulido.

El siguiente paso fue el de simular los poderes del escritor, algo intangible que acabó representando todo un quebradero de cabeza para mi. Sin saber por dónde tirar, llegué a plantearme incluir un fragmento del suelo quebrándose en pedazos y desmoronándose hacia dentro, alguna explosión e idas de olla similares, pero Fernando me propuso una idea que no solamente funcionó muy bien a nivel visual sino que contribuía a darle un aire mágico al cartel: páginas de papel volando. A partir de una hoja de libreta escaneada (una fotografía completamente plana), fui duplicando, modificando la perspectiva y el tamaño, distorsionando... Hasta que logré tener múltiples páginas volando a lo largo de la calle. Luego solamente hizo falta añadir sombras que fueran coherentes con la dirección de la luz de la fotografía, y acabar de pulir detalles relativos al tamaño y al punto de vista.

El resultado sin corrección de color, era éste:


No estaba del todo mal, pero todavía le faltaban retoques necesarios en cuanto al color y a la luz, sobretodo de cara a igualar el cielo y la fotografía. De este modo, tras numerosas correcciones de niveles, contraste, curvas de color y aplicaciones de filtros (siempre cuidándome mucho de no abusar, ya que suelo ser bastante minimalista en lo que a diseño gráfico se refiere), logré el resultado deseado, y ya solo faltaba, finalmente, incrustar el título del cortometraje, el logotipo de Max Productions y, por expreso deseo de Fernando al ver el boceto que le envié, una pequeña acreditación mía sobre la creación del cartel.

Así fue como nació este cartel, del que me siento francamente contento y satisfecho por todo cuanto me ha aportado y por el reto que supuso para mi:


Espero seguir trabajando en posters cinematográficos de todo tipo (actualmente estoy en proceso de creación del cartel del cortometraje '(De)Construcción' de Raúl Pariente) y aprendiendo cada día más. Conforme me surjan retos interesantes en cuanto a diseño gráfico, iré renovando este nuevo apartado de mi blog, ya que es un tema del que me encanta hablar y compartir experiencias. Mientras tanto, ya como mera aportación, os dejo algunos de los posters que he ido creando a lo largo de estos últimos dos años, ya fuesen para cortometrajes o como entregas de trabajos universitarios:





lunes, 20 de agosto de 2012

Un tributo al cine de Tony Scott (D.E.P., 1944-2012)


Hoy, todas las redes sociales, páginas de cine y noticiarios en general se han hecho eco a nivel internacional de la trágica muerte del cineasta Tony Scott, quien se lanzó desde el puente de Vincent Thomas (San Pedro) ayer a las 12.30 del mediodía, dejando previamente una nota de suicidio en su coche. Celebridades como Stephen Fry, James Gunn o Elijah Wood no han tardado en dejar sus sentidas condolencias en Twitter y en general la conmoción se ha hecho pública, generándose un debate acerca de las posibles razones del suicidio y, sobretodo, haciendo valoraciones acerca de la filmografía que ha dejado tras de sí.

Hermano frecuentemente menospreciado de Ridley Scott ('Blade Runner', 'Gladiator', 'Prometheus'), el bueno de Tony fue el autor de cintas tan variopintas como, entre muchas otras, 'Top Gun', 'Superdetective en Hollywood 2', 'Días de Trueno', 'Marea Roja', 'Amor a Quemarropa' (guionizada por nada menos que un joven Quentin Tarantino que no quedó nada satisfecho con el resultado final), 'El Último Boy Scout', 'Enemigo Público', 'Spy Game', 'El Fuego de la Venganza', 'Domino', 'Déjà Vu' y de las recientes 'Asalto al Tren Pelham 123' e 'Imparable'. Su estilo no dejó indiferente a nadie: adrenalítico, pictórico y claramente excesivo (con un uso del montaje rayano en lo barroco por un cierto -ab-uso de los efectos y de los cambios de velocidades), Tony Scott usaba la luz y el encuadre como su particular forma de componer pintura audiovisual, de forma que su sello era amado u odiado, sin medias tintas.

Claro está que no siempre rodaba los mejores guiones, que en su filmografía hay cintas pésimas y que cometió errores al querer arriesgarse mucho ('Domino' es quizás el mejor ejemplo de película fallida dentro de su carrera), pero al mismo tiempo se trata de un cineasta reivindicable cuya firma ha dejado una impronta en cineastas de acción como Michael Bay o Joe Carnahan, entre otros, y que nos ha dejado escenas memorables como las siguientes.

Es por ello que, aparte de dejar mi pésame aquí escrito, quisiera dedicarle un pequeño tributo en forma de vídeos insertados.











domingo, 19 de agosto de 2012

Otro proyecto en Verkami: 'Rapunzel Nabunzel 2' de Efrayn RS


¿Os suena el nombre de Efrayn RS? Si no es el caso, me permitiré presentaros a este polifacético artista afincado en Barcelona: es dibujante, diseñador gráfico, cantautor, animador 2D, técnico de sonido y de doblaje, guionista y editor de vídeo profesional (de hecho, es la profesión que le permite pagarse las facturas cada mes). ¡Todo un talento! Su andadura comenzó a muy temprana edad cuando se producía sus propios trabajos en forma de cómics (entre los que figuran 'La Otra Cara de la Verdad' y 'Relaciones Textuales', un cómic que todavía sigue editando) y de cortometrajes de animación, doblándolos con la ayuda de sus amigos y allegados; una vez se afincó en Barcelona, su trayectoria dio un giro hacia la socarronería a través de 'Mariko Naka', una cáustica parodia de los anime Hentai que le reportó miles de visitas en YouTube y el comienzo de una incipiente fama en el mundo de los autores internautas.

Desde entonces, no ha dejado trabajar, tanto produciendo nuevos CDs de música (disponibles en plataformas digitales como iTunes y Spotify) como cómics y sobretodo proyectos de animación de calidad ascendente: su evolución se hizo notar considerablemente en 'La Sirenita Lesbiana' y su posterior secuela, claros ejemplos del innegable talento de Efrayn (que, recordemos, salvo por la amistosa colaboración de distintos dobladores trabaja completamente solo desde su casa, encargándose del libreto, de todas las ilustraciones y animaciones, de la edición de vídeo y de sonido, de la creación de la banda sonora e incluso de ciertas animaciones tridimensionales), de su mordaz sentido del humor y de su voluntad de romper los topicazos inherentes a los cuentos clásicos.





Al mismo tiempo que sacaba adelante este curioso Spin Off de 'Mariko Naka', primer eslabon de su saga de 'Cuentos Clásicos pero no tan Típicos', Efrayn intentaba dar otro giro más a su filmografía y a sus historias con 'Rapunzel Nabunzel', su particular respuesta a 'Enredados' de la factoría Disney: esta libre adaptación del cuento de los Hermanos Grimm contiene numerosas dosis de mala leche, humor socarrón y guiños al espectador, pero, al mismo tiempo, no resulta tan descaradamente sexualizado como sus anteriores trabajos (de hecho, podría considerarse como la más "familiar" de sus obras, salvando ciertos detalles bastante gráficos y algún que otro juego de doble significado). Además, el trabajo de animación es simplemente bello y espectacular, el doblaje es quizás el más logrado de cuantos ha dirigido este autor y la banda sonora es un regalo para los oídos.





Efrayn RS está trabajando actualmente en la secuela de 'Rapunzel Nabunzel', y es ahora es cuando necesita vuestra ayuda: necesita recaudar en Verkami una suma específica de dinero, 1.500 euros en concreto, para poder sacar adelante como es debido 'Rapunzel Nabunzel 2'. De esta cifra, Efrayn no se llevará nada: necesita ese dinero para poder pagar a, según sus propias palabras, "actores de doblaje, bien para cubrir los diálogos pendientes, o para resonorizar un personaje completo y evitar los cambios de voz, para la ayuda con el 3D, no solo el modelado, sino el manejo de cámaras virtuales y demás tratamientos infográficos que se escapan a mis conocimientos y que ya he empezado a costear yo mismo y para contratar ayudantes para el coloreado de los cientos de fotogramas; retoques, correcciones y ayudas pesadas varias...".

Si queréis echarle una mano, desde la página del proyecto en Verkami podéis hacerlo. ¡Os animo a donar dinero para que esta obra se haga realidad, ya que Efrayn RS es una rara avis dentro del panorama audiovisual español y realmente creo que puede renovar nuestro sector de la animación 2D y 3D!

miércoles, 15 de agosto de 2012

'Brave': Renovando lo clásico, comprendiendo lo añejo


Tan pronto como vi el trailer de esta película me invadieron unas sensaciones más que positivas, sensaciones que se han visto confirmadas con un visionado en pantalla grande. Después de una serie de lo que personalmente considero que son obras maestras del cine de animación ('Ratatouille', 'Wall-E', 'Up' y 'Toy Story 3'), Pixar experimentó un bajón considerable con la relativamente entretenida pero a todas luces mediocre e insustancial 'Cars 2'. Así pues, 'Brave (Indomable)' no lo tenía especialmente difícil para remontar el panorama cualitativo, pero sí para igualarse con las anteriores joyas que encadenó año tras año la compañía fundada por Steve Jobs.

Lo primero que huelga decir sobre este film es una perogrullada, pero allá va: el trabajo de animación es espectacular. No hay detalle sin cuidar al máximo, ni paraje que no deje con la boca abierta incluso al espectador más curtido en maravillas audiovisuales, ni cinta que haya recreado con tantísima precisión aspectos como el movimiento capilar al viento o la interacción de los animales con los seres humanos sin renunciar a una estética cercana a los dibujos animados propios de los cuentos clásicos. En ese sentido, me quito el sombrero múltiples veces ante los responsables del acabado de 'Brave', sin descuidar tampoco a quienes nos han ofrecido gracias a su incalculable esfuerzo una dimensión sonora envolvente que nos introduce de lleno en el universo de la película.


Lo segundo es que el guión, pese a resultar en ocasiones formulista y un tanto previsible (especialmente a partir de los primeros y trepidantes 40 minutos de metraje), es emocionante y está repleto de pequeños detalles que contribuyen a enriquecer la historia que narra: se parte de la clásica y ya arquetípica historia acerca de una princesa/damisela adelantada a su tiempo que quiere romper la tradición establecida y vivir su propia vida sin limitaciones, desafiando el orden establecido y consolidándose como una heroína en toda regla. Sin embargo, aquí hay una gran diferencia: 'Brave' no es una historia de acción. No necesita serlo. Y aquí es donde Pixar marca la diferencia con Disney, por más que ésta última se hiciera con su control: en 'Brave' hay una bruja, un hechizo ancestral y un antagonista que no revelaré, pero no son los elementos que llevan el peso argumental. No hay un antagonista, excepto la incomprensión y la incomunicación que se produce entre generación y generación junto con la impulsividad y el egoísmo propios de la adolescencia. 'Mulan' necesitó una batalla campal, un villano definido e implacable (con su correspondiente enfrentamiento final) y una set piece de corte épico para cerrar el argumento; Pixar ofrece escenas de acción planificadas de forma muy cuidadosa y con cierto sentido de la tensión narrativa, pero el peso del argumento es puramente emocional; se trata de un largometraje repleto de conflicto en el que los personajes tendrán que verse puestos en situaciones extremas y renunciar a su modo de vida establecido para comprenderse mejor los unos a los otros, y para descubrir hasta qué punto se aman y están dispuestos a limar sus diferencias.

Y es que 'Brave' trata sobre cómo perdemos el contacto tanto con nuestras generaciones anteriores (unos padres que buscan lo mejor para nosotros pero que en ocasiones pierden el control de la situación y no saben cómo reaccionar correctamente) como con generaciones posteriores (esos padres que han olvidado cómo se sentían cuando eran jóvenes y que buscan protegernos a cualquier precio, incluso a costa de no dejarnos volar libres). Cuanto más se aferra a esta premisa, mejor película es: sin embargo, el afán de comercialismo (bien impuesto por la productora, bien por la necesidad de recaudar en taquilla y de alargar el metraje) que acaba provocando la forzada y nada necesaria inserción de puntuales gags basados en un slapstick abusivo y en un humor de "mira qué gracioso, salen culos" daña a la cinta, restándole frescura e incluso recordando a los recursos facilones a los que Dreamworks echaría mano en caso de necesidad. Pixar juega en otra liga y, sin duda alguna, tendrían que haber sustituido estas partes por mayores dosis del humor que sí funciona: el humor que viene de la mano de la interacción de Merida con su encantador padre Fergus y con sus imparables hermanitos trillizos. Nos encontramos ante un claro caso de cinta que funciona cuanto más sutil es, pero que por una razón u por otra no se atreve a llegar a la grandeza o simplemente no logra alcanzarla.


Con todo, no consigo comprender el aluvión de críticas que la señalan como floja, insulsa o como una repetición banal de la ya manida fórmula de princesa rebelde, llegando a los extremos absurdos de compararla con cintas a mi juicio aburridas e intrascendentes como 'Encantada' o 'Enredados': pese a que no juega en la misma categoría que 'Wall-E', 'Up' ni 'Toy Story 3', no dudaría en afirmar que 'Brave' es una de las películas emocionalmente más maduras y estructuralmente más coherentes que ha planteado Pixar en los últimos años, resultando concisa y manteniendo siempre al frente el mensaje que pretende transmitir al público (un mensaje que ya viene introducido por el maraviloso cortometraje 'La Luna' de Enrico Casarosa), además de ofreciendo una puesta en escena y un ritmo narrativo que bien podrían haber sido trasladados a una cinta rodada en imagen real sin resentirse lo más mínimo. Sinceramente, en un verano de 2012 en el que dos de las apuestas fuertes han sido un reboot de 'Spider-Man' y un remake de 'Desafío Total', el que Joss Whedon resolvió su (por otro lado, disfrutable) película de un plumazo mediante uno de los Deus Ex Machina más pobres que he visto en mucho tiempo y en el que incluso Christopher Nolan sucumbió a la pereza narrativa a la hora de dar fin a la trilogía del Caballero Oscuro, se agradece mucho encontrar una propuesta fresca que respete la inteligencia del espectador, ofreciéndole algo conocido sin renunciar a su capacidad para sorprender y con ciertas innovaciones puntuales. Al fin y al cabo, de esto trata este film: de cómo reconciliarnos con nuestro pasado sin olvidar que el mundo sigue adelante y que hay cambiar las cosas a nuestra manera. No sé cómo será valorada 'Brave' dentro de la obra de Pixar dentro de unos años, pero ahora mismo no dudaría en ponerla a la misma altura que 'Buscando a Nemo' (una cinta con un mensaje harto similar a ésta), 'Los Increíbles' y la injustamente menospreciada 'Monstruos S.A.'.

Valoración: Muy buena
Valoración de la B.S.O. (Patrick Doyle): 9/10