domingo, 16 de agosto de 2009

"Up" -- Los genios de Pixar suben, y suben, y suben...


En primer lugar, decir que no tuve ocasión de ver esta maravilla en Digital 3-D. ¿Por qué? Circunstancias varias, casi todas relacionadas con la localización de los cines en donde se exhibía con dicha tecnología. De cualquier forma, considero, contrariamente a muchos conocidos y amigos míos, que el 3-D no supone una mejoría real de la película: se trata de un añadido inmersivo, es decir, un complemento que ayuda al espectador a sumergirse aún más en la historia. Pero ni siquiera el 3-D puede conseguir que la basuresca "Ice Age 3: Te vamos a tomar el pelo" parezca un buen filme, como tampoco es necesario para disfrutar como un enano saboreando la última producción que nos han regalado los chicos de Pixar.

El disfrute, en esta ocasión, no proviene de la manipulación de la profundidad de campo de la que hacen gala los autores (valiéndose del ya mencionado 3-D); proviene de algo mucho más sencillo -pero no por ello simple-, o sea, el guión. Las nuevas generaciones de directores, productores y guionistas -¡Sí, recontrapardiez, los propios guionistas!- están olvidando cómo contar buenas historias, metidos de cabeza como están en ese círculo vicioso que es el cine "made for money". Más preocupados por que la película sea un éxito de taquilla -siempre atendiendo a estadísticas realizadas por ejecutivos y analistas, o, dicho de otra forma, gente que "no sabe quién fue Billy Wilder" (gracias por esta frase, Jack Nicholson)-, han dejado que el nivel cualitativo de las producciones que nos llegan desde Hollywood sea cada vez menor, llegando en ya demasiados casos a producir vergüenza ajena (a "Transformers 2: El Coñazo de Michael Bay" o "X-Men Orígenes: Bodriezno" me remito). ¿Cómo solucionar este mal endémico que padece el cine comercial? Clint Eastwood, David Fincher, Darren Aronofsky, Ridley Scott, Martin Scorsese y la factoría Pixar, entre otros, son quienes responden, no con palabras, si no con cine a esta pregunta.

En esta ocasión, precedida del -como siempre- magnífico cortometraje "Parcialmente nublado", nos llega "Up". Una hora y media después, con una sonrisa de oreja a oreja, salgo del cine embargado -y embriagado- de numerosas y muy distintas emociones, todas luchando por hacerse un hueco en mi cabeza y, por qué no decirlo, en mi corazón. Júbilo, tristeza, relax, nerviosismo, desdicha, felicidad... Todo eso es lo que me hizo sentir "Up" durante el tiempo que dura. Desde el abrumador montaje inicial (un repaso a la vida y a la relación del protagonista, Carl Friedricksen -desde ya uno de los mejores protagonistas de Pixar-, con su esposa Ellie), considerado por servidor como una de los mejores montajes paralelos de la historia del cine y acompañado por una asombrosa banda sonora de Michael Giacchino, la cinta nos agarra para no soltarnos hasta sus preciosos títulos de crédito -mucho más sencillos tanto a nivel conceptual como gráfico que en anteriores películas, pero aún así, preciosos-.

¿Qué nos espera durante el metraje de este peliculón? Personalmente, y para no extenderme mucho en esta crítica -puesto que considero que no hay palabras suficientes para describir lo que se siente durante su visionado-, diré que se trata de una tragicomedia que gira en torno al paso del tiempo, el amor, la soledad, la vejez, los sueños incumplidos y las ansias de realización, combinada con una de las mejores y más emocionantes películas de aventuras estrenadas durante esta presente década. Si a esto le añadimos una crítica -velada, pero presente a fin de cuentas- al corporativismo que engulle las formas de vida tradicionales en favor de un sistema gigantizado pero frío e inhumano, un guión maravilloso -se puede palpar el esfuerzo de los libretistas, no solo para contar bien una gran historia, si no para atar todos los cabos y dar un sentido a todo cuanto aparece en el filme-, un arrollador diseño de sonido y unas dosis de fantasía visual deudoras de Hayao Miyazaki -esa casa atada a globos multicolor recorriendo a flote los oníricos paisajes de las Cataratas Paraíso-, lo que nos queda es este peliculón.

La gran pregunta es: ¿Es mejor que "Ratatouille" -para el que escribe, el opus magna de Pixar- o "Wall-E"? La respuesta, al menos bajo mi criterio, es un rotundo no. ¿Por qué? Pese a que en todo momento me sentí enormemente satisfecho y entusiasmado, y que durante hora y media volví a sentirme como un niño pequeño, sencillamente este "Up" no me impresionó tanto como sus dos predescesoras. ¿Es eso algo malo? Para nada: es como comparar "Ben-Hur" con "El Padrino", o, dicho de otro modo, comparar un peliculón con una obra maestra imposible de superar. Además, no hay que olvidar que, pese a ser ejemplar en muchos aspectos, su último tercio es un tanto convencional y formulista, o la existencia de ciertos errores (ya sea de montaje, de guión o bien de planificación narrativa) que afectan gravemente a la continuidad entre algunas escenas.

Con todo, no puedo negarle a esta obra un notable muy alto -y, de no ser por los "pero" antes citados, le daría la matrícula de honor sin pensarlo un segundo-. Por hablarme de la vida y la muerte, la juventud y la vejez, el honor y la locura, la bondad y la maldad, de las promesas pendientes y del esfuerzo por cumplirlas... Y conseguir que unas lágrimas empañasen mis ojos al tiempo que de mi boca salía una carcajada. Mientras tanto y hasta el año que viene -en que volverán a deleitarme-, les dedico a Pixar una señal con el corazón. Y un tapón de Soda como medalla al valor, por defender a muerte una premisa tan (aparentemente) absurda como una casa voladora, y por no rendirse ante los analistas de Disney que en su día pronosticaron el sonoro fracaso de "Up" por tener un protagonista anciano. A juzgar por las cifras de recaudación, diríase que esos ejecutivos andaban errados.

Valoración: 9/10

Nota de la BSO: 10/10

1 comentario:

Mary Carmen Rodríguez dijo...

Excelente crítica David y estoy completamente de acuerdo en lo que dices.