miércoles, 18 de junio de 2014

¡Y seguimos adelante con "Dejando Huella (Leaving Traces)"!

Ah, dirigir cine... Ese oficio tan apasionante como frustrante. Sin embargo, el resultado siempre vale las dosis de sangre, sudor y esfuerzo que conlleva sacar adelante un film, independientemente de su duración y/o de sus recursos de producción.

Personalmente, uno de los mayores placeres que me da hacer cine es el de trabajar con actores. Siendo yo mismo (o al menos, eso se intenta) también actor, considero que nunca se tiene la suficiente delicadeza a la hora de dirigir al reparto que da vida a lo que está plasmado en el guión.

Y es que un buen reparto es capaz tanto de representar exactamente lo que has escrito (incluso sin ser conscientes de ello) como de aportar nuevos matices y enriquecer muchísimo tu creación.

¡Esto fue precisamente lo que ocurrió en las dos últimas jornadas de rodaje del cortometraje "Dejando Huella (Leaving Traces)"! Por un lado, tuve el inmenso placer de conocer y de trabajar con Nancy Laffita, una actriz que, aún teniendo relativamente poca experiencia en el medio, logró emocionar a todo el equipo con una interpretación fresca, sentida y muy humana.


Su trato amistoso (casi rozando la maternalidad) y su esfuerzo reforzaron totalmente mi idea de que ser un buen actor o una buena actriz no es algo que surja a través de la formación, si no gracias a una gran calidad humana, a un sentido de la responsabilidad hacia cada trabajo al que das vida y, sobre todo, a no ponerte límites sobre lo que puedes y lo que no puedes hacer, si no simplemente dejarte llevar, poner tu cuerpo y tus emociones al servicio de la historia y sobre todo jugar.

Por otro lado, volvimos a contar con Alí Hamidou para rodar unas escenas directamente relacionadas con las secuencias de Nancy Laffita. En esta sesión de rodaje, pude trabajar con mucha más calma y detallismo de lo habitual gracias a un horario muy flexible. Esto me permitió implicar mucho más a Alí en la creación de su acting, cuidar todos los detalles al máximo (desde la iluminación hasta los encuadres pasando por el maquillaje) y, lo que es mejor, ofrecer a Alí la posibilidad de supervisar su propio trabajo durante el rodaje.


Cada actor/actriz es un mundo, y cuando se trabaja con alguien tan perfeccionista es importante dejar el ego de director a un lado y aprender de la mano de esa persona. A fin de cuentas, así es como se mejora la relación director/actor, y se permite al intérprete que, supervisando su propio trabajo, aporte nuevos detalles, corrija aspectos de los que solamente él puede darse cuenta y se sienta más tranquilo con su labor.

Aunque gestionar el aspecto de producción de este cortometraje está siendo una pesadilla (una pesadilla compartida, por suerte, con un gran equipo de producción al que le estoy inmensamente agradecido), todo cobra sentido cuando veo la calidad del material rodado y cuando me paro a pensar en el gran trabajo de todo el equipo técnico y artístico. ¡Ahora nos queda concluir el rodaje, y lo haremos a lo grande!



miércoles, 4 de junio de 2014

Distribución digital y la era del 4K

El cine ya no es lo que era. Y no pasa nada. No voy a usar la llegada del formato digital como un argumento derrotista, pese a que hay motivos para ello: empresas míticas que han tenido que cerrar sus puertas, un cambio drástico en los modelos de creación y distribución de contenidos, obras cuya conservación en su formato original corre un grave peligro... Todavía estamos en un momento de transición entre el presumible final de la era analógica y el comienzo radiante de la era digital.

Por más que algun@s insistan en que ya nos encontramos en la era digital, ésta solamente llegará cuando todos, desde los pequeños creadores hasta las grandes majors, pasando por las distribuidoras y por los exhibidores, hayan abandonado los formatos analógicos y se hayan pasado a un modelo de creación, venta y exhibición totalmente digitalizado. En otras palabras: cuando ya no quede ningún cruzado que defienda a capa y espada lo analógico frente a lo digital.

Hablando estrictamente sobre cine, cierto es que el digital carece de ese elemento tan romántico que envuelve el cine analógico de toda la vida. Lo que para algunos es un engorro (recarga constante de carretes, costes de rodaje elevados, limitaciones a la hora de rodar tomas...) para otros es una magia que se está perdiendo con el paso del tiempo. Yo, seguramente por cuestiones generacionales, me posiciono claramente a favor del digital, pero comprendo perfectamente la postura de quienes prefieren lo analógico por su valor sentimental.



De cualquier forma, los nuevos tiempos están llegando para quedarse, y la realidad es que el celuloide está muriendo. Quien no lo acepte formará parte de la resistencia, pero acabará pereciendo. Y desde luego no recibirá ningún apoyo de las grandes compañías, interesadas en hacer la transición al digital lo antes posible y poder rentabilizar cuanto antes esa nueva forma de producción. Un ejemplo de esto es Warner Bros, que anunció recientemente el final de su distribución de copias en formato 35mm:


¿Y en qué lugar quedará la exhibición cinematográfica de toda la vida? Probablemente, en un lugar reservado para nostálgicos, un hermoso lugar en el que experiencias como Phenomena satisfarán a aquellos que quieran disfrutar en las mejores condiciones de clásicos del séptimo arte en 35 gloriosos milímetros. Dicho de otro modo: la exhibición cinematográfica clásica pasará a ser, si no lo es ya, un placer para sibaritas y un acto social.

Por otro lado, el futuro (si no ocurre nada extraordinario) se va a basar presumiblemente en contenidos producidos, rodados y exhibidos de forma completamente digital. A fin de cuentas, lo que el digital ha traído, por mucho que a algunos pueda no gustarles, es la democratización del cine. Pero no me extenderé mucho sobre ese apartado: ya hablé de ello en otra entrada anterior.

Aquí, me gustaría hablar sobre las posibilidades que ofrecerá el digital en un futuro no muy lejano. Y todas acaban pasando por el 4K (resolución 3840x2160). Volviendo a la distribución digital de contenidos audiovisuales, huelga decir que servicios de distribución digital como Netflix funcionan con gran rentabilidad en Estados Unidos (llegando al punto de producir sus propios contenidos online, como la enorme serie "House of Cards").


Aquí en España, las cifras de recaudación en salas de cine suelen ser relativamente bajas salvo por pelotazos ocasionales (como el taquillazo patrio "Ocho apellidos vascos"), y las descargas digitales gratuitas son el pan de cada día. Además, la distribución en salas comienza a ser muy poco rentable: impuestos altísimos, enormes costes de distribución, subvenciones cada vez más escasas, precios de entrada carísimos, un público cuyos gustos y hábitos están cambiando... Por otro lado, pese a que Netflix todavía no se anima a venir a España por diversas razones, tenemos alternativas en funcionamiento como Wuaki, Filmin o Yomvi, de modo que vamos bien servidos en cuanto a distribución digital comercializada.

¿Y cómo encaja el 4K dentro de todo esto? Fácil: es la resolución del futuro, la que tarde o temprano desbancará al Full HD. Dado que tanto las cámaras de vídeo como los monitores 4K comienzan a abaratarse a marchas forzadas, y que en plataformas como YouTube empiezan a proliferar vídeos a esa resolución, no sería de extrañar que la distribución en 4K acabe siendo habitual, tanto para contenidos gratuitos como para contenidos de pago. Es decir: es probable que en un futuro acabemos viendo películas, series, webseries y/o cortometrajes en 4K a través de nuestras smart TVs, proyectores, monitores, tablets y móviles.

Para finalizar este artículo, me gustaría remitiros a una de las entradas más interesantes que he leído últimamente: la realización del videoclip "Sugarwood" de Gisela, co-dirigido por Pol Turrents. ¡Echadle un vistazo!