jueves, 28 de julio de 2011

"Passi el que passi" y el cine catalán


La película de Robert Bellsolà "Passi el que passi" es una perfecta muestra de que, aunque el camino sea mil veces más pedregoso y difícil que con el respaldo monetario (véase subvenciones o presupuesto) de instituciones oficiales y/o de productoras con un sustancioso fondo económico, se puede ir a contracorriente y compartir con el mundo una obra cinematográfica distinta, no sujeta a intereses o presiones externas y, lo más importante, independiente.

Tiene más mérito todavía reivindicar, en unos tiempos en que las taquillas están dominadas por el cine con doblaje en castellano (siendo un público todavía reducido el que va a ver películas con doblaje en catalán), un cine en catalán, ateniéndose a la reducción del mercado potencial del film (ya que en el resto de España tiene muy pocas oportunidades de ser distribuido).
Pero no solo de Harry Potter o de superhéroes vive la taquilla: de vez en cuando llega un Bellsolà que nos recuerda que, aunque el resultado no siempre sea el esperado, todo es posible si se dispone de los recursos adecuados y, sobretodo, de una voluntad y una tenacidad inquebrantable.


La película de Bellsolà es una propuesta muy digna: entretenida y sin más pretensión que la de divertir con un guión eficaz e inteligente (y no apabullando con efectos especiales ni con música atronadora), es una cinta repleta de juegos de complicidad con el espectador, sutiles toques de parodia hacia el cine más comercial y con referencias metacinematográficas que encantarán a cualquiera que conozca de cerca el arduo proceso de escribir un guión cinematográfico o de dar vida a una película. Todo ello con unas geniales interpretaciones (resulta difícil encontrar una película en la que ningún miembro del reparto sobre o en la que todos los actores encajen en su personaje; ésta es una de ellas), una agradable y bien escogida banda sonora y, sobretodo, un humor cotidiano y menos vulgar de lo que podría esperarse de una cinta enteramente dedicada al sexo. En conjunto, se trata de una alternativa recomendable tanto a quien quiera ver una película independiente como a quien quiera disfrutar de una buena película en catalán.



La presencia de esta película en las carteleras, compitiendo directamente contra la negativa de las grandes distribuidores a permitir nuevos entrantes en las salas, me lleva a pensar que se está gestando un cine catalán que intenta salirse del camino marcado por el cine español más representativo, cogiendo sus propias raíces, sus propios paisajes y su propio sello. No en vano, la cartera de realizadores catalanes actualmente en activo es apabullante: desde veteranos como Agustí Villaronga hasta jóvenes pero talentosos cineastas como Daniel Benmayor, Juan Antonio Bayona o Guillem Morales (pasando por profesionales como la copa de un pino como Jaume Balagueró y Paco Plaza), todos contribuyen a insuflar su particular soplo en la vida comercial y artística española.


Además, se está reivindicando otro tipo de paisajes y localizaciones, al margen de la arquetípica y repetidamente usada Barcelona. Esto lo digo con todo mi respeto hacia la Ciudad Condal, ciudad en la que situé parte de un largometraje que rodé y que me parece un enclave genial y muy hermoso para rodar: simplemente me limito a señalar que también existen otras zonas igual de buenas en las que situar la acción de una historia. Tal es el caso de zonas como Sitges o Vilanova i la Geltrú (en las que situamos el cortometraje "La Luz"), o de, por poner otro ejemplo, el maravilloso entorno que ofrece la ciudad de Tarragona. Sin ir más lejos, incluso Dolce&Gabbana escogió el Anfiteatro de Tarragona para situar allí el spot de su última campaña (para más información, consultad este enlace).

Si a todo esto sumamos "Fill de Caïm" de Jesús Monllaó o "Entre Bessons" de Lluis Ortega (una película 100% independiente de la Associació de Cineastes Canareus, una iniciativa que hasta ahora nadie en Alcanar había llevado a cabo a tal nivel), entre muchos otros ejemplos, podemos apreciar que Cataluña está fuertemente implantada y ganando más presencia si cabe en el panorama cinematográfico español.


Ojalá la cosa siga adelante, ya que vamos camino de implantar, siempre y cuando se hagan bien las cosas, una industria cinematográfica propia que, en conjunto con la producción autóctona de otras comunidades fuertes artísticamente hablando (en las que destacarían el País Vasco, Galicia y Madrid), puede cambiar el statu quo dominado por unos pocos productores, cineastas y distribuidoras y abrir el panorama a nuevos entrantes de todo tipo.Y no solamente hablo de cine estrictamente hablado o doblado en catalán, sino a cine con diálogos o doblajes en castellano o en cualquier otro idioma que esté realizado en esta comunidad autónoma.

Estos nuevos entrantes pueden aprovechar la gran oportunidad que supone Internet, tanto a nivel de publicidad gratuita y de marketing social como a nivel transmediático (o hacer que proyectos sean visibles tanto en salas de cine como en la red). ¡Las posibilidades son infinitas y hay que seguir creando!







1 comentario:

Lluís Ortega dijo...

Moltíssimes gràcies, David. La veritat es que en aquests temps en el que vas al cinema i tot són idees repetides o films carregats d'efectes especials sense fons, fa falta que algú es pari a pensar un moment i es plantegi on estan aquelles pel·lícules que quan s'acabaven et quedaves pensant i havies d'anar corrent a comentar amb la gent perque t'havien sorprés d'allò més. No cal tanta parafernalia, només cal un guió collonut i ganes de fer una història amb il·lusió. Per desgràcia, el cinema d'avui en dia sembla que la majoria el fan per guanyar pasta. Aquí és on nosaltres, que partim de la il·lusió de mostrar històries interessants i volem de veritat fer art, és on hem de treballar dia a dia per a que el denominatiu "7è art" no desapareixi. Una abraçada ben forta. NO ENS RENDIREM.

Lluís Ortega i Giménez