domingo, 30 de noviembre de 2008

Friki Films


Tranquilos, no voy a hablar de películas bizarras ni nada por el estilo [básicamente, porque no es el tipo de cine que suelo consumir/fagocitar].

El título de este artículo surge en tanto que es el nombre de una nueva y pequeña distribuidora, destinada a dar un lugar en las estanterías a títulos de bajo o mínimo presupuesto que de otra forma no tendrían posibilidad alguna de poder comercializarse en el siempre difícil mercado del DVD.
En general, las películas que distribuirá Friki Films será (valga la redundancia) películas de corte freak, documentales frikis, etc. En resumen, toda obra que entre dentro de los paradigmas creativos de los miembros de la autonomenclaturada Comunidad Friki [sé que estoy repitiéndome más que un ajo en una lavadora con la dichosa palabreja de marras, pero me es imposible encontrar sinónimo alguno para ésta]. Sus primeras obras a distribuir serán el documental "Hobby" dirigido por Ciro Altabás, que trata sobre la cultura en torno a Nintendo vigente en Japón, y la película "Real Zombi Revolver", de Adrián Cardona, que combina [al estilo de la serie Z] zombies y western a partes iguales.

A mi modesto juicio, una buena iniciativa, mas debería ampliar sus miras, ya que muchas películas y cortometrajes de gran calidad, al margen de su temática, permanecen anclados en el olvido, y una excesiva especialización temática de las distribuidoras no ayuda especialmente a mitigar dicha situación.

sábado, 29 de noviembre de 2008

Cartelera infumable


Tal como decía el maestro del guión Rafael Azcona, "ir al cine en estos tiempos requiere un coeciente intelectual plano". Y es que... menuda cartelera tenemos esta semana.

Echemos un vistazo:

-Outlander: Alienígenas se enfrentan a vikingos. Perfecto. ¿Por qué no enfrentamos de paso a Astérix contra los Depredadores, ya puestos? Es la idea más estúpida que he oído en años, más estúpida aún que combinar en una sola película a Drácula, Frankenstein y al Hombre Lobo... ¡Espera, que eso ya lo han hecho! Maldita seas, crisis de ideas...

-Madagascar 2: Una secuela innecesaria para una mediocre película de animación [cuya lista de defectos abarcaba desde un muy mejorable diseño de personajes -que parecen tallados en madera, tal como muy bien aporta Rafa Martín en su crítica hacia este filme-, un guión flojo y parcamente estructurado y una falta alarmante de creatividad a lo largo de su metraje], nacida desde la pura y simple necesidad de recaudar dinero fácil [ya sabemos que en estas fechas los niños arrastrarán a sus papás al cine]. Sigo esperando que Dreamworks se deje de "Shreks" facilones y que vuelvan al nivel de la injustamente infravalorada "El Príncipe de Egipto" (que contiene escenas tan memorables como ésta).

-Superhero Movie: Que no os engañe ni el título ni la [mal situada y peor pensada] fecha de estreno, "Superhero Movie" no es ni de lejos tan rematadamente masacrable como "Disaster Movie", a la que ya le di lo suyo en una exaltada crítica y de la que no pienso volver a escribir ni media palabra. De hecho, sin acercarse ni por asomo al nivel de películas satíricas como "Aterriza como puedas" (masacrando el título "Airplane!") o "Agárralo como puedas" (esta vez la víctima es el título "The Naked Gun", olé esa imaginación), vendría a ser como la hermana lista (ma non troppo) de las "Scary Movie" y demás. Aún así... quien espere una comedia inteligente, que se quede en casa y haga un pase de "El Gran Dictador", "Tiempos Modernos", "Sopa de Ganso" y "Uno, dos, tres". Saldrá ganando.

Ya lo véis, con semejante cartera de estrenos, las únicas alternativas parecidas que nos quedan son "Quantum of Solace", "Appaloosa" -buen western dirigido y protagonizado por el polifacético Ed Harris, con una serie de fallos menores que le impiden elevarse por encima de otros de su género-, "Red de Mentiras" -Ridley Scott sigue en forma, sin duda alguna- y películas de cierto interés como "Forasters" de Ventura Pons, entre otras. Pero bueno... la cosa llegará a extremos apoteósicos cuando se estrene "Crepúsculo". Hasta ese día, todo en calma. Y con flojas películas.

viernes, 28 de noviembre de 2008

El Facebook supera a la ficción


La vida es un sinsentido, una pura y constante hegemonía del absurdo. La prueba: incidentes como este. La tecnología socializadora, Facebook en este caso, con connotaciones e intenciones a priori positivas, ha resultado contraproducente para uno de sus usuarios.

La noticia de la cual extraigo esta breve reflexión proviene de la página web del diario 20 Minutos (ahora os preguntaréis porqué recurro tanto a esta página web y a este diario en concreto pudiendo acceder a otros de "más categoría"; aparte de, pese a sus imprecisiones gramáticas, ser una página web modélica en cuanto a interactividad, y ni su intencionalidad ni los contenidos no están tan contaminados como, por ejemplo, en "El País" o "El Mundo") resulta como poco delirante, entrando ipso facto en esa categoría de noticias que uno lee con una creciente sonrisa irónica.


El hecho de que pillaran a este moroso a través de una herramienta que, en principio, dudo que llegara a considerar como posible causa de su declive económico y laboral, puede mirarse desde dos prismas diametralmente opuestos: el primero, consiste en aplicar una mirada compasiva al joven, compadeciéndole por sus circunstancias y lamentando su mal uso del Facebook; el segundo, optar por el clásico "¡Le está bien empleado!" y encontrar ventajoso el hecho de que se pueda localizar a deudores, estafadores y demás con una simple combinación de agudeza mental y buena aplicación de las últimas tecnologías.


Sea como fuere, esta noticia resulta jugosa en el sentido de dar para pensar sobre la cada vez mayor influencia de los avances tecnoinformáticos sobre nuestra vida cotidiana y su transcurrir, además del peso que tiene sobre nuestra privacidad. Y, por supuesto, nos demuestra hasta qué punto es absurda la forma en que funciona la vida, y que la realidad (en este caso, el Facebook) supera a la ficción.

martes, 25 de noviembre de 2008

Quantum Of Solace: Volviendo al Bond de siempre... ¿o no?


Sorprendente resulta descubrir, una vez comenzada la proyección, que la vigesimo segunda película de la saga del agente secreto más famoso comienza sin un prólogo propiamente dicho (si no que la espectacular persecución que marca el pistoletazo de salida es parte de la trama principal, y no solo eso, si no que también sirve para enlazar esta cinta y su predescesora, "Casino Royale"), renunciando por ende a la seña de identidad de la saga (¡Si incluso la anteriormente mencionada "Casino Royale" tenía un prólogo, rodado en blanco y negro y con una menor dosis de acción, pero igualmente cojonudo!). En "Quantum Of Solace" (extraño es que nuestros distribuidores patrios, mentes privilegiadas responsables de excelsos títulos como "Tropic Thunder: Una guerra muy perra", "Cariño, me he convertido en un perro" o "Soñando soñando, triunfé patinando" no la hayan traducido como "007: Cuanto Sol Hace") la trama comienza con la sexta puesta -nunca mejor dicho-: Bond es perseguido [los que hemos visto la anterior entrega intuimos por qué, con una pícara sonrisa en los labios] y debe deshacerse, a bordo de un flamante Aston Martin -cómo no- de los malvados sicarios que intentan constantemente acabar con su vida e incluso de la policía de Siena (Italia), hasta llegar a un final con sorpresa incluida. Un inicio más propio de Jason Bourne que de James Bond, como podéis ver.

Pero, durante los títulos de crédito iniciales que suceden a esta trepidante escena, comprobamos que los Broccoli vuelven a lo mismo de siempre: psicodelia visual, mujer con voz sexy cantando una canción con ritmo de Soul/Jazz (en este caso, una Alicia Keys que cumple sin alardes) y sobretodo, bailarinas desnudas. ¿¡Otra vez!? Lo peor de todo es que, una vez vista la película entera, estos créditos resultan más que incoherentes con tono general que se ha marcado a lo largo del metraje (Debo ser un poco lento, pero de veras que no encuentro relación alguna entre una historia charlesbronsiana de vendetta y una secuencia de créditos tan colorista y sesentera).


Acto seguido, vamos descubriendo todo el entramado que rodea a la misteriosa organización Quantum (deudora de la clásica SPECTRA, esta nueva organización da un cierto sentido al extraño título de este filme). La estructura de esta cinta es como la de un videojuego: consigo información, pelea/persecución, consigo información, pelea/persecución... y así sucesivamente. A este ritmo tan propio de la PlayStation 3 -curiosamente, "Quantum..." tiene su versión para consolas. ¿Debo interpretar que esto es meramente casual?-, hemos de sumarle una mucho más que evidente aprehensión con respecto a la saga de Jason Bourne, especialmente de las dos últimas entregas dirigidas por Paul Greengrass. No creo que sea casual que, en lugar de intentar fagocitar parte del elegante estilo del cual Martin Campbell (eterno resurrector de la saga Bond), Marc Forster, poco ducho en las labores de dirigir películas de acción, haya recurrido a la técnica consistente en mostrar la acción mediante una cámara temblorosa y planos cortísimos. Este recurso cinematográfico aquí es empleado para aumentar la sensación adrenalítica que ya de por si enfatiza la excelente banda sonora del infalible David Arnold.

Fotografía trabajada, un montaje [casi] siempre efectivo -el ritmo nunca decae, prueba fehaciente de ello es que hayan condensado toda la historia en 104 minutos, consiguiendo la película más corta y concisa de la saga-, maravilloso trabajo de stunts [incalculable resulta en esta ocasión el valor de la Segunda Unidad], un eficaz guión escrito por Robert Wade, Neal Purvis (ambos libretistas habituales de la franquicia) y Paul Haggis... En teoría, "Quantum..." debería ser una gran película. Pero no lo es. Por varios motivos.

Mientras que la ambigüedad y poca definición de los personajes jugaba a favor de las cintas Bournianas -recordemos que están filmadas y narradas como si de un documental de espías se tratase-, esto no funciona igual de bien en cuanto se aplica al Agente 007 y sus compañeros de reparto: si por algo siempre se ha caracterizado la saga (sí, incluso en el radical cambio de registro que supuso "Casino Royale") es por una cierta preocupación por sus personajes, tanto a la hora de darles un poco de personalidad propia como para dotarlos de motivos plausibles que justifiquen sus actos (salvo en el caso de los villanos, habitualmente malos "porque sí"). Aquí poco queda de tal preocupación: Bond está cabreado, la chica Bond (espectacular y convincente Olga Kurylenko) también está cabreada, el malo es muy malo y el secuaz es tonto de cojones. Todo muy simple.

No obstante, suerte que ahí estaba Haggis para añadir su característico toque social en forma de sutil crítica hacia las políticas internacionales de las superpotencias mundiales (no es casual que el Primer Ministro Británico esté dispuesto a "negociar con los malos" y a dejar a Bond expuesto al peligro), lo cual, junto con una cierta creatividad que Forster muestra cuando los Broccoli se lo permiten [la magistral secuencia de la Ópera debería ser mostrada de principio a fin en una academia de cine como ejemplo de montaje paralelo] y un -pese al excesivo uso de arquetipos y a la falta de calado de gran parte de los caracteres- solvente trabajo del reparto, convierten esta cinta en una digna opción para gastar los 6 euros de rigor.

Por desgracia, este Bond adrenalítico e hipervitaminado tiene en su contra la pérdida de todo sentido del humor (¡No hace falta que James esté siempre serio para que sepamos que siente rabia!), diálogos memorables y sobretodo, un montaje que, por trepidante, le resta inteligiblidad a la trama -en más de una ocasión reina el caos sobre lo que está pasando y porqué-. Por tanto, y antes de recomendar su visionado, me siento en la obligación de avisaros de dos cosas: uno, mientras que "Casino Royale" era una película de espías elegante y muy bien dosificada, en "Quantum..." tenemos un videojuego filmado trepidante y espectacular pero confuso; y dos, que nadie espere al Bond seductor, enamorado de si mismo y equipado con gadgets imposibles. Con esta cinta, Daniel Craig nos demuestra que el nuevo Bond ha venido para quedarse. Lo único que les pido a los responsables de la saga es que, de cara a una próxima entrega, hagan a este personaje más Bond (el de Ian Fleming) y menos Bourne (el de Matt Damon, nada que ver con el que creó Robert Ludlum).

domingo, 23 de noviembre de 2008

Sobre cómo buscaremos un razonamiento a aquello que no lo tiene.


Muy buenas. En primer lugar, me disculpo por mi tardanza en actualizar, he pasado el fin de semana en la Ciudad Condal sin posibilidad de conectarme a esta maravillosa herramienta que es Blogger. A [relativamente] poco tiempo para acabar un [cinematográficamente hablando] irregular 2008, me gustaría comentar una de las películas más valientes pero al mismo tiempo fallidas que nos ha brindado el señor M. Night Shyamalan, "El Incidente".

Desde “Señales” -a mi juicio, su película más floja con diferencia-, todas y cada una de sus obras posteriores renuncian al twist final que le daba la vuelta a toda la narración y se centran en explicitar un mensaje de corte filosófico-moralejero a través de varias pistas y claves repartidas a lo largo del metraje, las cuales, para ser apreciadas como es debido requerirán de un segundo (y si conviene, tercer) visionado, que además servirá para algo más complejo: captar la verdadera esencia de lo que Shyamalan nos está contando y valorar mejor la película en cuestión de cómo la valoraríamos centrándonos en nuestra primera impresión.

Y es que últimamente la obra del director hindú se sale de las convenciones genéricas y de las expectativas que se pueda formar el público con las –siempre excelentes- premisas que se saca de la manga. Para M. Night, la premisa solo es un vehículo para expresar un mensaje, siempre diferente en cada cinta nueva que crea [y siempre sabiamente enunciado], al margen de las típicas moralinas y moralejas con las que Hollywood nos castiga sin piedad. Estos dos últimos párrafos son necesarios para comprender la esencia de este controvertido y talentoso cineasta, y el hecho de que sus tres últimas películas –incluyendo ésta última- hayan dividido tanto a crítica como a público.

Debo admitir que la primera vez que vi “El incidente” me pareció de largo la peor de las obras de Shyamalan. Le encontré defectos por todas partes, me pareció floja, con unos diálogos pésimos... Me pareció una cinta deficiente y hecha a desgana [más aún teniendo en cuenta que la produce y distribuye la 20th Century Fox, comandada por uno de los adalides de la sabiduría descartiana, que responde al nombre de Tom Rothman].

Pero por circunstancias de la vida, decidí echarle un nuevo vistazo, esta vez en Versión Original Subtitulada. Y cuánto cambió mi opinión en ese segundo visionado. Al saber de antemano lo que pasaba, estuve atento a los detalles y comprendí todo a la perfección. No solo eso: me entretuvo mucho más, aprecié los numerosos frescos que el autor dosifica a lo largo del metraje –inolvidable la estampa de un invernadero con una planta química contaminando por doquier justo detrás, un cuadro que define todo el mensaje que pretende transmitirnos el cineasta-, y de hecho me tuvo en tensión, cosa que inexplicablemente, no me ocurrió en un primer visionado.

En mi opinión, gran parte de las críticas que tanto crítica como público hemos vertido –sí, también me cuento como parte del público que la masacró en su momento- se debían principalmente a las excesivas expectativas que todos nos habíamos creado en torno a esta cinta, bien por el secretismo que envolvió toda la producción, bien por el esperado retorno de Shyamalan al suspense, bien por los excelentes trailers –que, lamentablemente, nos desvelaron los momentos más espeluznantes y sorprendentes de la película-. Valorando la cinta como merece ser valorada, dicha situación resulta cuanto menos injusta.

Por un lado tenemos a un talentoso director dando lo mejor de si mismo en cada plano. Cada escena, [casi] cada ángulo de cámara está increíblemente estudiado –igual que la causa del susodicho incidente, es algo que escapa a nuestra comprensión-, y los actores se mueven al son de una cámara inquieta pero tranquila. Por el otro, tenemos a un reparto ajustado: igual que un personaje en una cinta de Shyamalan, cada actor cumple su función en la película. Mark Wahlberg sorprende como profesor de ciencias –que no os engañe el doblaje y su sempiterno ceño fruncido, Wahlberg realiza una correctísima intepretación-, Zooey Deschanel encandila con su dulzura y convence levantando con soltura un papel poco agradecido, John Leguizamo nos hace olvidar que una vez protagonizó “Super Mario Bros” con su performance de padre de familia abrumado por las circunstancias, y la pequeña Ashlyn Sanchez demuestra un desparpajo y una naturalidad ante las cámaras que merece ser destacada –es obvio que a Shyamalan se le da bien dirigir a pequeños actores, esperemos que ella no se convierta en una druggie teen a diferencia de uno que yo me sé-.

Y por supuesto, no debemos dejar pasar ni su magnífica fotografía –obra del maestro Tak Fujimoto-, ni la estremecedora –por conmovedora, no por terrorífica- banda sonora de James Newton Howard, ni las numerosas ocasiones en que el director nos pone los pelos de punta, con momentos como el prólogo, espeluznante, o toda la parte que transcurre en la casa de Mrs. Jones (por otro lado, sospechosamente similar al fragmento que transcurre en casa de Harlan Ogilvy en "La Guerra de los Mundos" spielbergiana).

Tampoco hay que pasar por alto su mensaje, muy en boga en estos tiempos [y que el autor hindú nos recuerda a través de un programa de televisión]: nos hemos convertido en una amenaza para la naturaleza, y eso nos traerá consecuencias.

A muchos ha disgustado que la causa de los suicidios no se aclare del todo. En mi opinión, con las pistas que Shyamalan reparte a lo largo de la cinta –y que, repito, no apreciaremos en toda su magnitud con un solo visionado-, el espectador ya puede hacerse una idea sobre la causa de dicho suceso. Pero, al mismo tiempo, M. Night nos avisa constantemente de algo totalmente opuesto y contradictorio respecto a lo anteriormente escrito: los humanos padecemos una avidez por conocerlo todo, por dar una explicación plausible a algo que escapa a nuestra comprensión. En lo referente a la naturaleza solo se pueden realizar hipótesis, y por esa razón Shyamalan parece preferir no dar una explicación única a lo que vemos en la cinta, si no que, al tratarse de un fenómeno natural, nos deja especular libremente. No cabe duda de que es una decisión valiente.

Aún así, este largometraje adolece de una tara demasiado grande como para pasarla por alto: no está bien desarrollado, al menos, no todo lo bien desarrollado que podría ofrecernos Shyamalan. Bien por un cierto síntoma de autocomplacencia y autofelación, bien por intentar contentar tanto al gran público como a los seguidores más ortodoxos de su cine más metafórico y metatemático, "El Incidente" no acaba de decantarse por uno u otro target, y eso le pasa factura al propio material, hasta el punto de que ciertas situaciones con un amplio potencial terrorífico pasan prácticamente al terreno del absurdo, como cierta escena que implica a Elliot, el protagonista, y una planta.

A ello hemos de sumarle algunas inconsistencias argumentales bastante evidentes, unos diálogos que pudieron trabajarse más, y fallos técnicos menores que se han colado –micrófonos que asoman por las esquinas por ejemplo- y que en un perfeccionista como es Shyamalan resultan poco menos que imperdonables. Aún así, es una digna cinta de suspense, aunque en el futuro hemos de exigir mucho más al señor Manoj. A la espera de nuevos filmes suyos, solamente nos queda preguntarnos cuál será la próxima sorpresa del hindú más famoso de Philadelphia –cuyo cameo en esta cinta es cuanto menos, irrisorio, mas gracioso de cualquier manera-.

viernes, 21 de noviembre de 2008

Día Mundial de la Infancia con sabor agridulce


Ayer se celebró el Día Mundial de la Infancia. Lo que debería haber sido un día de celebración y esperanza [de cara a los que sin duda serán el futuro de nuestro mundo] fue un día con sabor agridulce, empañado por datos objetivos y demostrados que quitarían el buen sabor de boca incluso al más pintado. Y es que hay muchos (demasiados) niños que padecen una serie de problemas graves, tales como:

-Analfabetismo y falta de escolarización: Según datos extraídos de UNICEF, cien millones de niños no van a la escuela, no recibiendo un derecho mundialmente reconocido como es el de recibir una educación y formación adecuadas, un derecho al cual todo niño sobre la Tierra debería tener acceso.

-Explotación laboral: Si hacemos caso a los datos que proporciona la OIT (Organización Internacional del Trabajo), en la actualidad 211 millones de niños, niñas y adolescentes (con edades comprendidas entre los 5 y los 17 años) trabajan, la gran mayoría en condiciones infrahumanas que perfectamente podrían describirse como explotación infantil.

-Maltratos abusos sexuales y homicidios: En el Foro Internacional sobre Infancia y Violencia [que tuvo lugar el año pasado en Valencia] se citaron datos escalofriantes; solamente en Asia desaparecieron 60 millones de niñas [debido a feticidios e infanticidios, y abandonos por razón de género]; además, se calcula que en Latinoamerica más de 2 millones de niños, niñas y adolescentes son prostituidos y explotados sexualmente cada año (datos aportados, de nuevo, por UNICEF), y, por si eso no fuese suficiente, 150 millones de niñas y 73 millones de varones menores de edad sufrieron violencia sexual [manoseos, relaciones sexuales forzadas...] (Estudio de 2002 realizado por la OMS -Organización Mundial de la Salud-, aportado en el Foro); para rematar, 53.000 niños murieron asesinados en todo el mundo.

-Mortalidad prematura: Más de nueve millones de niños menores de cinco años mueren cada año en el mundo (si hacemos caso a los datos de UNICEF), de los cuales, 4 millones mueren antes de siquiera llegar al primer mes de sus vidas (matización de la OMS). No es casual que estas cifran coincidan con un mundo en el cual hay casi 20 millones de menores de cinco años que padecen las consecuencias de una desnutrición grave, falta de agua potable y de un saneamiento adecuado.

-Conflictos bélicos: A tenor de los datos, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que los niños siempre son los más afectados por las guerras. Amnistía Internacional nos revela que existen aproximadamente 300.000 niños soldados en el mindo (pese a que las cifras nunca son precisas del todo). Algunos datos demuestran que cerca de 200.000 niños resultan heridos en los conflictos, y que 600.000 mueren durante su transcurso. Estos datos parece que a nosotros, ciudadanos de a pie de una sociedad bienestante, nos toca de lejos [son datos del tercer mundo, qué le vamos a hacer].

Pero no nos equivoquemos: también hay mierda para salpicar a nuestros niños. Mientras muchos mueren de hambre, hay cada vez más niños sobrealimentados [está claro que la humanidad no entiende de puntos medios, o se peca por exceso o bien por defecto]. Sí, la obesidad, nueva pandemia de los países desarrollados, está cada vez más extendida.


Esto es la repera, señores. ¡Niños enfermos por comer demasiado! Como dirían los gringos, Holy shit! Una cosa es enfermar por no comer y otra cosa es eso. La evolución y el tiempo demuestran que el ser humano es capaz de llevar el equilibrio natural a extremos psicotrópicos: unos tanto y otros tan poco.

Con este panorama, solo es posible vivir el Día Mundial de la Infancia con un sabor amargo en la boca, esperando [deseando mejor dicho] la llegada de tiempos mejores, o al menos, de un mundo más equitativo.

jueves, 20 de noviembre de 2008

En honor de los milagros de unos farsantes


En vista de lo mucho que se habla de la dichosa Sor Maravillas y de sus "supuestos" milagros -milagros de los cuales inexplicablemente ni yo ni muchos no teníamos ninguna clase de constancia-, me avergüenzo de mi propia ignorancia y realizo una [por otra parte, obligada, poco voluntariosa y menos precisa] labor de investigación contextual que me indique a santo de qué cuernos quiere José Bono ponerle una placa [queda claro que el Señor Presidente del Congreso se equivocó en el momento de escoger partido], decisión rectificada debido a la no aprobación de dicha iniciativa por parte de todo el Congreso (curiosamente, ha sido la oposición -de derechas- la que ha dicho que si no estaban de acuerdo todos los miembros del Congreso, no había razón para aprobar esa decisión). Conforme indago e indago, me doy cuenta de lo SorPrendente que fue la vida de la milagrosa Sor en cuestión. Sin explayarme mucho más, os dejo el que yo considero un muy buen resumen (extraído del Blog de Manolo Saco en el post que le dedica a este tema, principal fuente de inspiración de este artículo que servidor teclea):

¿Qué martirio o qué virtudes adornaban a la monja de tanto litigio como para hacerle un sitio en la fachada del Congreso?¿Había sido torturada, violada, desaparecida o asesinada por la hordas rojas en nuestra guerra civil para merecer una carrera tan meteórica hacia la derecha de dios padre?

No. La carrera de la santa Maravillas tiene ciertos parecidos con la carrera meteórica del fundador del Opus Dei. De familia acomodada, no sufrió persecución ni martirio. Y su santificación por parte de Juan Pablo II fue en pago a los servicios prestados a la propaganda eclesial.

Su destino estaba escrito desde el nacimiento. Hija de un ministro y embajador español en la Santa Sede, nieta de un diputado, su nombre completo era el de María Maravillas Pidal y Chico de Guzmán (lo de Escrivá de Balaguer, el santo marqués que se cambió el apellido de Escriba por el de Escrivá para dar brillo a su alcurnia, era pura modestia a su lado). Fundó el convento carmelita del Cerro de los Ángeles, en Madrid, lugar de peregrinación del franquismo, y murió en la cama en 1974 después de fundar varios conventos por el mundo. No hay nada extraordinario en su vida.

Considerables dosis de caradura por parte de ciertos [e interesados] sectores sociales y políticos es lo que veo en esta patillera decisión de poner en honor de una monja -que nada especial hizo para merecer ese honor- la plaquita de marras. Suena a desesperada intentona de los sectores creyentes por reavivar y renovar de mala manera el fervor religioso en favor de los estamentos Católicos, Apostólicos y Romanos (¡Amén!), febril aliento de vida apagándose de una Iglesia en decadencia desde ya largo tiempo. No me extraña que Alfonso Guerra, presidente de la Comisión Constitucional del Congreso, haya calificado esa decisión como "disparatada˝. Puestos a conceder placas honoríficas alegremente y sin criterio alguno, le sugiero al señor Bono que conceda una en concreto:

PLACA AL/ A LA TRABAJADOR/A MEDIO/A

Por subsistir con un sueldo mucho más que birrioso, por llegar a final de mes, por subir la cuesta de enero, la de febrero, la de marzo, la de abril, la de mayo, la de junio, la de septiembre [en julio y agosto descansa, en septiembre llegan los efectos secundarios de las "vacas"], la de octubre, noviembre y diciembre, por mantener a duras penas a su familia, por sobrevivir en una economía donde los bancos son el poder, y el rico se enriquece progresivamente mientras que el pobre es cada vez más pobre, un mundo donde suben los precios y el Euríbor mientras los sueldos se mantienen igual o bajan, cuando no se le despide o se le obliga a trabajar en condiciones que directamente deberían ser ilegales.


Mientras la gente de a pie pase penurias, por mi, que le den a la dichosa Sor Maravillas y a su plaquita. Más aún teniendo en cuenta que el Congreso debería dejar de distraerse con estas gilipolleces supinas y centrarse en asuntos de más trascendencia, que para eso lo pagamos los ciudadanos. Pero claro, no hay que prestar atención a los problemas, no vaya a ser que los solucionemos y las cosas le empiecen a ir bien al currante. Eso no conviene a los peces gordos, ¿no es cierto?

martes, 18 de noviembre de 2008

Roosevelt/Kennedy/Obama


¿Qué tienen en común estos tres líderes de los Estados Unidos de América? Aparte de pertenecer los tres [en sus respectivas épocas] al Partido Demócrata, los tres se comunicaron con su pueblo elector, a través del medio más en boga en ese periodo de tiempo. En el caso de:

- ...Roosevelt, la radio.

- ...Kennedy, la televisión.
Enlace
- ...Obama, Internet (concretamente, la plataforma You Tube).

Así es: Obama ha decidido, en un intento de acercarse a los norteamericanos de a pie (exceptuando al señor Joe el Lampista) a través de una serie de discursos semanales que tuvo su inicio el viernes 15 de este mes, con el título de "Your Weekly Address From the President-Elect". Esto podría suponer una revolución en la comunicación política y la reciprocidad políticos/electores, tal como lo fueron en su momento los Fireside Chats de Roosevelt y el debate presidencial televisado entre Kennedy y Nixon en la campaña electoral de 1960. ¿Oportunismo histórico-comunicativo o bien detrás de esto se esconde una verdadera intención de acercamiento hacia las personas que le han dado su voto? Sea como fuere, este retorno al pasado [puro ejercicio de postmodernidad] podría ser una nueva vía de futuro en lo que a comunicación se refiere. Ya se sabe, Internet mueve montañas. Aún así, el tiempo dirá.

Sin más dilación, os dejo el primer discurso del nuevo Presidente Electo, y me despido hasta el siguiente post:


lunes, 17 de noviembre de 2008

Por el... nos la hincan


Con razón un cada vez mayor número de estudiosos del séptimo arte proclaman la perversión y consiguiente muerte del cine, y reinvindican los clásicos frente a las películas más actuales. Habiendo llegado a un punto en el que uno de los grandes estrenos del año es esta -por llamarla de alguna manera- película, ¿qué otra cosa se podría decir?

"
Los valores de su producción la han convertido en una cutre película de terror, tanto que 'Saw V' tiene más en común con lo kitsch de 'Viernes 13, Parte V' que con la original 'Saw'." (Gregory Kirschling: Entertainment Weekly) Muy bien dicho, señor Kirschling. Y es que esto es lo que pasa cuando uno se empeña en alargar lo que ya es bueno de por si: que los valores positivos que entrañaba el original se pervierten hasta quedar en una tenue sombra de lo que fueron, y los negativos, no solo aumentan, si no que aparecen otros aún peores que los que ya existían y acaban ensombreciendo el conjunto cosa mala.

Ahora me saldrá alguien que me dirá "No te pases, David, no está tan mal, es entretenida y el final sorprende." ¿Ah, sí? ¿A nadie le resulta jocosa -por gastada hasta la saciedad- la frase "Quiero jugar a un juego"? Mientras que en "Saw", cuando el misterioso asesino -cuya identidad descubríamos al final en un desenlace a la gornú tan sorpresivo como patillero, mas eficaz de todas formas- decía esas palabras se me erizaban los pelillos de la nuca, desde la tercera entrega, viendo lo retorcido y cómicamente rebuscado de sus juegos macabros, solo me provoca una sonora carcajada [que reprimo por respeto a la gente que sí está disfrutando de la película].

¿Y nadie se ha planteado nunca que los pretendidamente inesperados giros de las secuelas, más que ingeniosos, son totalmente carentes de toda lógica y vergüenza? ¿Es que acaso nadie recuerda que un giro argumental no es un contrato que obligue al espectador a atar por si mismo los miles de cabos sueltos e incoherencias de una narración mal construida y resuelta de forma patillera? Lo único ingenioso que veo aquí es la agudeza de los perpetradores de esta mediocridad supina, lo suficientemente inteligentes para disfrazar con éxito su patillerismo de genialidad argumental. En ese sentido, me quito el sombrero ante ustedes -o me lo quitaría si lo tuviera-.

Otra pregunta, señores, ¿qué tiene de entretenido ver como someten a prácticas brutales a conejillos de indias humanos? ¿Acaso merece algún disfrute ver como tiran a una mujer a un pozo de agujas? ¿O cómo le arrancan el cuero cabelludo a una ex-convicta? Si lo plantearan de forma cruda y desagradable [siguiendo el ejemplo de cintas como "Irreversible", o incluso de la primera entrega de esta improvisada saga], merecería algún respeto artístico/creativo, pero tal como lo plantean los descarados señores de Lions Gate [pequeña productora que se ha hecho de oro gracias a esta franquicia], es decir, como un entretenimiento morboso servido en bandeja al espectador, resulta poco menos que caraduresco, o al menos eso pienso yo [resulta vergonzoso que aún a días de hoy se tome al espectador por idiota, aunque éste último cada vez les da más motivos a las productoras para hacerlo, en vista de lo que recaudan películas como "Disaster Movie"].

No me explayaré mucho más sobre este cutre telefilme [únicamente estrenado en salas debido al tirón del nombre "Saw" y todo lo que trae consigo], subproducto generado a partir de una película mucho mejor que cualquiera de sus mediocres [cuando no directamente infumables] secuelas. Simplemente, para aquellos que no estén familiarizados con esta saga, les haré un resumen valorativo en función de la calidad de cada entrega:

-Saw: Mediocre en factura técnica (de hecho iba a ser estrenada directamente a vídeo), la salva una buena puesta en escena (salvo en los momentos puramente videocliperos) y un guión más que correcto.
-Saw II: Potencia lo peor de la primera entrega (el montaje videoclipero y las torturas rebuscadas, además de los giros enrevesados) y se anulan ciertas virtudes, comenzando una fórmula que provocará la cuesta abajo de la franquicia. Aún así, pasable.
-Saw III: Acabar de verla es todo un estrés.
-Saw IV: Lions Gate se pone a dos patas y el espectador a cuatro.
-Saw V: Por el... te la hinco.

Rápido y sencillo, amigos. Si estáis dispuestos a gastaros la pasta en este subproducto mal concebido y peor ejecutado, es vuestra decisión. Yo por mi parte, debí esperar a que "Saw V" llegara a su medio natural: la televisión.

sábado, 15 de noviembre de 2008

Dándole la vuelta al concepto "Superhéroe"


Situando el [aún a días de hoy] prohibitivo precio de los DVD –que llega a extremos delirantes si nos proponemos adquirir una película en Alta Definición- dentro del contexto, rara es la ocasión en que por nos llevamos dos películas por el precio de una –el último caso fue el de Tarantino y Rodríguez, que montaron a pachas el fallido a nivel ecónomico pero muy destacable proyecto “Grindhouse”-. Como gran parte de crítica y público ha señalado, el visionado de “Hancock” es una de esas ocasiones.

El problema es el mismo que con las últimas cintas de Shyamalan: la campaña de marketing la vendió como algo totalmente distinto a lo que en realidad es. Mientras que en el espectacular trailer veíamos una comedia de acción trepidante cargada de efectos especiales, mala leche y con un atípico superhéroe como protagonista, la película en si misma tiene mucho de comedia dramática y bastante menos de acción –y apenas nada de superhéroe. Lo que el tándem Smith-Berg (Smith a nivel de protagonismo, producción, e intervención en el guión y montaje final; Berg como director) nos ofrece es una visión distinta al mundo de los superhéroes, partiendo de una premisa harto interesante –y que, en caso de que no la conozcáis ya, no pienso desvelar-, logrando un muy encomiable equilibro entre comedia –pese a que en ese apartado recurre algunas veces a gags algo manidos-, drama –el superheroísmo que nos vendió el trailer cede protagonismo a explicaciones de corte mito/teológicas en su segunda mitad- y acción –acertadamente repartida a lo largo del metraje-.

Sin duda, cabe mencionar que el año 2008 ha sido el año de los superhéroes: además del Hombre de Hierro, la Masa, Batman –o mejor dicho, El Caballero Oscuro- y Hellboy, nos surgen superhéroes completamente nuevos y al margen de cualquier cómic –tal como ya hiciera el anteriormente mencionado Shyamalan, creando a David Dunn para su obra cumbre “El protegido”-. En febrero llegó a las carteleras españolas David Rice, el héroe [más nenaza que héroe, eso sí] de la cinta “Jumper”, que suponía la subida de 20th Century Fox al carro de los superhéroes autónomos y una revisión de dicho concepto a través de una protagonista anticarismático y hedonista que solo actúa movido por el egoísmo. Dicha propuesta no cuajó debido a los mejorables resultados artísticos de la cinta y al poco carisma que inspiraba el sosainas de Hayden Christiensen como superhéroe. Este verano Columbia nos trajo lo mismo pero hiperpotenciado: en lugar de un superhéroe egoísta, lo que nos queda es un antihéroe borracho y patoso que provoca más daños de los que arregla. Genialmente interpretado por Will Smith –un ejemplo de cómo aunar presencia, capacidad intepretativa y comicidad, todo en uno-, este personaje logrará que nos riamos con sus calamidades, que lamentemos sus fracasos, nos tendrá en tensión cuando corra peligro su vida –por así llamarla- y vitorearemos su regreso triunfal.

Porque si hay algo que a “Hancock” no le falta (pese al flojo guión de Akiva Goldsman y Vincent Ngo) es brío. El ritmo es preciso, no hay desplome narrativo que valga: cuando no hay acción, hay comedia, y si no, tenemos drama. La sorprendente mezcla de géneros, unida a una sorprendente mitología –que, al contrario que en “Jumper”, sí llama la atención y atrae- y a una (moderada) ruptura de los códigos que marcan los filmes superheroicos –por ejemplo, la ausencia de un supervillano con grandes poderes, o el curioso talón de Aquiles de Hancock- nos da como resultado una convincente alternativa frente a otros films del género.

Pero falla en determinados aspectos: la dirección de Berg cumple con nota casi todo el metraje –ya nos sorprendió su manejo de la cámara en mano con “La sombra del reino”, también producida por Michael Mann-, pero en determinados momentos parece que nombró a Michael Bay como director de segunda unidad, debido a los interminables giros de 180 grados alrededor de los personajes que vemos en ciertos momentos y que acaban por marear al más pintado. También puede chocar la ausencia de un villano de empaque –pese a que a lo largo de la cinta no falta acción-, la mitología puede resultar un tanto forzada debido a cómo se explica básicamente, y sobretodo, se le puede achacar una cierta carencia de un tono definido –da la sensación de que esta cinta encontró su forma final en la sala de edición-.

Pero da lo mismo: cuando Smith –y digo Smith por que él es la película, pese a que le acompañan una muy competente Theron y un sorprendentemente divertido Jason Bateman- emplee sus poderes con la excelente banda sonora de John Powell resonando en vuestro salón, no podréis evitar estar en tensión y emocionaros. ¿Lo peor de la cinta? Lo dicho, su indefinición temática, que puede provocar una cierta sensación de vacío al acabar la película -básicamente, como cuando comes una hamburguesa del McDonalds: fácil de comer y más aún de digerir, pero te deja con ganas de más.

jueves, 13 de noviembre de 2008

The Child - Alex Gopher


THE CHILD – Alex Gopher

En este videoclip –que pertenece a la canción "The Child" del DJ Alex Gopher [versionando el clásico "God Bless the Child" de Billie Holiday], quien siempre pone un especial cuidado en los videoclips de sus canciones (tal como demuestran obras maestras como “Brain Leech”, fuertemente inspirado en la película “Tron”)- se traspasa la barrera mercantilista que habitualmente implica el videoclip [en tanto que género] para alcanzar la categoría de arte. El concepto es muy simple: el recorrido de un taxi por la ciudad de Nueva York para llevar a una mujer en pleno parto hasta el hospital es narrado, pero tipográficamente. No sería un ejercicio imprudente por mi parte sugerir la posibilidad de que sus creadores sean seguidores de las teorías de Jean Baudrillard acerca de la banalización y el significado último del arte [Cita textual: "
una imagen es justamente una abstracción del mundo, en dos dimensiones"]. Tal como afirma la web Plataforma Urbana en el artículo que le dedica a esta pieza de arte, “Antoine Bardou-Jacquet, diseñador de los franceses H5, desarrolla una idea muy simple y radical: todo está formado por tipografías”. Para describir a la mujer en estado, se recurre a una descripción parte por parte, es decir: donde se supone que está la cabeza, hay escrito “Brownish Pretty Face” (Traducción no textual: “Linda cara morena”), y en su barriga, podemos leer “Pregnant”, lo cual ya nos deja claro cuál es el hilo conductor de la trama –el parto y la necesidad de llevar a la mujer hasta una clínica-. También se usa la tipografía para definir los edificios (“Building”), y en ciertos casos, cumple una función estética -la maravillosa recreación del Puente de Brooklyn- e incluso humorística (la limusina Cadillac –“Very very very very long Cadillac”, o la caricaturización de los dos coches de policía). En definitiva, cada una de las piezas de la ciudad está compuesta por la/s palabra/s que la forma. Es importante mencionar que, según el trabajo de investigación realizado en la materia por el teórico Michel de Certeau, en “The Child” “el significante ha tomado la forma del significado” (recogido de la página web Bifurcaciones 007, sección Colección Reserva). El abstracto toma forma, las palabras cobran vida propia; en definitiva, la palabra escrita pasar a ser el máximo referente. El concepto une cuatro artes y las combina en una: la música, la literatura, la pintura y el cine (entendido como medio audiovisual). Esta fusión viene a demostrar lo que desde ya hace tiempo se viene afirmando: el género del videoclip nos da muchas razones para que lo consideremos “la obra de arte total” (Expresión extraída del artículo “El videoclip com a obra d'art total: Sobre "Africa Shox" (Leftfield), de Chris Cunningham”, escrito por Jaume Radigales para la revista Trípodos). Así lo atestiguan algunas piezas realizadas por David Fincher, Michel Gondry, Spike Jonze, el matrimonio Jonathan Dayton-Valerie Faris o el ya mencionado Chris Cunningham, entre otros. Cabe destacar que los cinco primeros también han ejercido o ejercen de cineastas, con lo cual es innegable la fusion intrínseca entre cine y videoclip –pese a tener ciertas diferencias en sus respectivos códigos narrativo-, lo cual refuerza la condición de “arte total” de este último. Los referentes de este videoclip son diversos: los trabajos tipográficos de Saul Bass (autor de los títulos de crédito de películas como “Alien” y “North by Northwest”, entre otras); el comic –todo el vídeo parece un cómic en movimiento, a juzgar por los planos y encuadres utilizados, y el tono del color, altamente saturado y cálido, salvo por la parte final, más azulada-; el argumento parece estar ligeramente inspirado en la película “Nine Months”, dirigida por Chris Colombus y protagonizada por Hugh Grant, Julianne Moore y Robin Williams, en la cual el clímax se producía con el precipitado y accidentado parto de la mujer hasta Enlacellegar al hospital y dar a luz –no es descabellado afirmar tal inspiración, puesto que la película se estrenó en 1995, y el videoclip fue creado en 1999-.; y la recreación de Nueva York parece sacada de los recorridos de Travis Bickle por la ciudad en la película “Taxi Driver” (1976), dirigida por Martin Scorsese y protagonizada por Robert de Niro. Por tanto, se puede afirmar que no son pocas las fuentes de inspiración de este pequeño –pero no por ello menos valioso, ni falto de esfuerzo en lo que a realización se refiere- montaje audiovisual. También es una afirmación plausible decir que se usan como referentes anteriores videoclips de Gopher, aplicando a este video un estilo continuísta. Tal como podremos comprobar si vemos el antes mencionado videoclip “Brain Leecher”, la animación forma parte del mundo artístico del Disc Jockey. Para acabar, resulta destacable y digno de mención el cameo que hace en un determinado momento el mítico coche (un Ford Gran Torino del año 75) de "Starsky y Hutch". Aquí lo dejo para vuestro disfrute:


miércoles, 12 de noviembre de 2008

"Dios me mostrará el camino hacia la Casa Blanca"


"Si hay una puerta abierta en 2012 o cuatro años más tarde, y si es algo bueno para y para mi familia, para mi estado y para mi nación, una oportunidad para mí, entonces entraré por esa puerta".

Esta última afirmación de la gobernadora de Alaska y candidata a la vicepresidencia -por el momento y a la espera de subir peldaños- Sarah Palin, sí, ya sabéis, la "mamá Hockey". No me sorprende a estas alturas, pero a alguien que conozca los fundamentos y pilares sociopolíticos sobre los cuales giran los Estados Unidos de América podrían pillarle por sorpresa estas declaraciones.

¿Porqué no me sorprende esta frase? Sencillo. Uno, Palin ha mostrado en sus declaraciones unos niveles de fundamentalismo realmente alarmantes. ¿Motivos? O bien es una extremista a la que de pequeña inculcaron que todo lo que le ocurra formará parte de la voluntad de Dios -lo cual no sería descabellado, puesto que en muchas ocasiones ha mencionado que su vida está en manos de Dios-, o bien, cual Presidenta de la Comunidad de Madrid, es una ambiciosa sin escrúpulos con una clara estrategia orientada única y exclusivamente en ganar poder (y en su caso, recolectar los votos de los republicanos cristianos y católicos más ortodoxos, un amplio espectro de población en Gringoland), una auténtica garrapata política -condición que conlleva implícitamente aplicar los máximos niveles posibles de hijoputismo).

Dos, a juzgar por el comportamiento político del que ha hecho gala la señora Palin hasta ahora, es bastante obvio que su objetivo a corto-medio-largo plazo (el plazo es variable en función de la paciencia que esté decidida a mostrar y aplicar, y de si el Partido Republicano le da su apoyo incondicional) es sentarse en el Despacho Oval -ojalá nunca llegase ese trágico día, pero bueno, si llegase, paciencia y resignación, la humanidad ha superado catástrofes peores, como el Holocausto, Hiroshima y Nagasaki, ocho años de Capitán Chimpancé, y Miguel Ángel Moratinos-. ¿Lo conseguirá? No lo veo del todo infactible, personalmente: ha demostrado ser tenaz y muy ambiciosa, y Obama no puede ser reelegido más de una vez. Si hace las cosas bien, es muy posible que sea ella la que acabe provocando la Cuarta Guerra Mundial -la tercera la provocará o bien Kim Il Sung o bien Carme Chacón- en vez de cualquier/a otro/a Presidente/a.

Tres, y para acabar, en un país hegemónico que se considera, y cito una declaración textual del señor Bush -en modo Robespierre conectado- "un imperio", que [mal] aplica a su particular sociología los fundamentos de la sociedad meritocrática, y cuyos políticos, en todos sus discursos -Obama incluido, señores, ¿o habéis obviado el detallito de que el nuevo "presi" siempre termina sus discursos con un sentido y sonoro "God bless America"? Ahí queda eso- mencionan a Dios, fenómeno que por otra parte y con la administración Bush ha llegado a extremos psicotrópicodelirantes, hasta el punto de justificar un genocidio en toda regla -tanto para los iraquíes (milicianos y civiles) como para los soldados y periodistas muertos en combate- como es el conflicto armado en Irak, vigente desde 2003 y retratado por el señor "Dubya" como un designio divino -¡Así me gusta, olé ese fanatismo! Claro, es que si no el crudo se encarece, ¿no es cierto?-, el político que no ponga -al menos de cara a sus votantes- su destino en manos del Creador no tiene ninguna posibilidad de cara a las urnas -sí de cara a ser asesinado por algún redneck chiflado-.

No sé si soy la persona más indicada para criticar a la Senadora Palin, puesto que soy un agnóstico confeso (seguidor del Agnoticismo modelo, para más señas), un pragmático político totalmente descreído en lo que a los políticos se refiere y un escéptico vital, es decir, estoy a punto de alcanzar esa maravillosa categoría moral llamada "Todo me la pela". Con políticos así, ¿tan extraño es? Lo único que quiero decir es, que si dejamos el destino del mundo en manos de alguien así, es que las teorías son ciertas: somos gilipollas de nacimiento.

martes, 11 de noviembre de 2008

La ciencia ficción hecha animación

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Esta crítica será más larga de lo que acostumbro a escribir, y está repleta de destripes y revelaciones de sorpresas que guarda la película, así que si no la habéis visto, no sigáis leyendo por favor. (En algunas ocasiones, utilizo datos aportados en una crítica escrita por un usuario de Filmaffinity, de la cual aconsejo al menos una lectura, es francamente interesante)


Aún a riesgo de parecer infantil, me gustaría daros mi opinión sobre esta pequeña maravilla que nos ha regalado la factoría Pixar, en asociación con Disney Pictures. Después de esa obra maestra que es "Ratatouille", la empresa creadora de joyitas del cine de animación como "Toy Story" y su secuela -entre otras- se supera a si misma con un clásico inmediato de la ciencia ficción en su sentido más clásico, hecha cine de animación en tres prodigiosas dimensiones.

Y digo prodigiosas por un claro motivo: desde el principio -y no hablo del corto "
Presto" que se proyecta justo antes de la película, espectacular tanto en animación como en comicidad, un slapstick que deja un gran sabor de boca y te prepara para lo que ha de venir después- nos quedamos absortos contemplando en formato cine una (casi) perfecta recreación del espacio exterior. Poco a poco, nos acercamos a un planeta Tierra rodeado de chatarra volando sin rumbo -movida por la carencia de gravedad-, hasta que nos metemos de lleno en un mundo árido, desértico, sin rastro de vida -en ningún sentido-. El "Put your sunday clothes" que iba sonando a pleno volumen en la sala se apaga, y pasamos a oírlo tan solo cuando un pequeño robot -imaginamos cuál es- pasa por delante de la cámara, emitiéndolo desde su radio incorporada. Esta es la carta de presentación de "Wall-E", simple y directa.

Con este apabullante inicio nos sumergimos en un mundo verdaderamente fascinante, en el cual se conjuga una trama que, conforme se desarrolla, toma ideas de tres autores distintos, uno para cada acto:

1.En el primer acto, asistimos a un relato desesperanzador, cargado de una constante sensación de soledad -que nuestro robótico y encantador protagonista lleva lo mejor que puede, a ritmo de "Hello Dolly" y con la compañía de su inseparable amiga la cucaracha- y, tras la llegada de EVE, de una ruptura tan súbita de dicha soledad, que solamente puede conllevar una sucesión de aventuras, después de las cuales el protagonista nunca volverá a ser el mismo. Este esquema narrativo es deudor de Richard Matheson, el escritor que nos brindó su sabiduría literaria en ese gran libro que es "I am Legend", aquí editado como "Soy Leyenda".

2.En el segundo acto, del cual tan solo desvelaré que transcurre en el espacio exterior, pasamos a un relato que perfectamente podría haber salido de la imaginación de Isaac Asimov (autor de "Yo, Robot"): las máquinas y su uso habitual -y prolongado- han acabado por amodo-aborregar al ser humano, convirtiéndolo en una caricatura de si mismo -no es casual que el Presidente de los Estados Unidos, hombre del pasado y último vestigio de una civilización mínimamente humana, aparezca en imagen real, y que los hombres y mujeres que vemos más tarde sean retratados con trazos poco realistas, muy al estilo cartoon-, en una criatura obesa y amorfa incapaz de moverse por si sola y de comunicarse si no es a través de un holoproyector (¡Toma crítica a la creciente adicción social al MSN Messenger!), retrato premonitorio bastante agudo de aquello en lo que acabaremos convirtiéndonos de continuar la sociedad por el camino que está siguiendo. El plano en que vemos los distintos cuadros en los que aparecen los capitanes que ha ido teniendo la Axiom a lo largo de su historia con Auto -el piloto autómatico, de pensamiento propio y criterio estricto- detrás (dando a entender que ha acabado por hacerse con el control de la nave) es un perfecto ejemplo de ello.
3.Llegamos al tercer, último y mucho más optimista tercer acto, en el cual el hombre -con la ayuda de las pocas máquinas librepensantes que quedan en la Axiom, Wall-E y Eve incluidos- se enfrenta al poder totalitario de las máquinas que han acabado -en parte, eso sí- al anquilosamiento. Esta parte deja mucho más claro sus referentes: en el momento en que el capitán, para enfrentarse a Auto, se pone en pie y suena la pieza musical "Así habló Zaratustra" de Richard Strauss, queda clarísimo que el acto conclusivo de esta película se basa en gran medida en la victoria de los astronautas sobre HAL en "2001: Odisea en el Espacio", aunque por supuesto, dicha inspiración se aplica pasándola por un filtro puramente Disney -ya se sabe, hay que contentar a los niños y vender juguetes- y añadiéndole toques de Ray Bradbury.
Este último acto es, no el peor, si no quizás el menos satisfactorio de esta obra de arte que es "Wall-E" -cuyo título ha sido masacrado por nuestros distribuidores patrios añadiéndole la innecesaria coletilla "Batallón de Limpieza"-, pero, para compensarnos por un clímax que resulta demasiado convencional y formulista dentro de una cinta nada formulista -más dirigida a un público adulto que a los nenes-, el director Andrew Stanton -director de otra maravilla marca Pixar, la fabulosa "Buscando a Nemo"- y su equipo nos regalan dos especialmente inspirados minutazos finales, minutos en los cuales es imposible no emocionarse ante lo que acabamos de presenciar, una fábula en toda regla, una poesía en movimiento -el momento en que Wall-E recorre el espacio exterior junto a la Axiom por primera vez es el perfecto ejemplo de unión entre pintura y cine-, un clásico inmediato. Para rematar, a las imágenes las acompaña una preciosa banda sonora del genio Randy Newman. Para muestra, un botón.
Dejando al margen alguna que otra cosilla menor que puede empañar el visionado -el hecho de que en algunos tramos se vuelva un poco repetitiva- y la descarada publicidad a Apple/IPod/los ordenadores Mac que se entrevé en ciertos momentos, es un peliculón digno de ser visto, tanto para niños como para adultos. Quién sabe, a lo mejor recordamos lo que es ser humano viéndola y decidimos no cometer ciertos errores.

lunes, 10 de noviembre de 2008

La niña de Ripollet


De eso se habla estos días. Es el fenómeno mediático del momento -y cualquier periodista sabe que hay que aprovechar el filón y sacar todo el petróleo posible, a ser posible, antes que la competencia-, una suerte de nueva "Madeleine" -destacable la fijación que tiene el lector/espectador con los casos relacionados con menores, fijación que en muchas ocasiones pasa de la sensibilidad a la "sensiblonería" con una celeridad alarmante-, en este caso catalana, que ha arrancado más de una lágrima a más de un espectador -nótese que la repetición ha sido deliberada-.

Nadie del entorno de la víctima -una pobre e inocente chiquilla que, sin ningún atisbo de sarcasmo o ironía, merece mi más profunda compasión, compasión que intento transmitir a sus allegados desde este humilde blog- parece estar dispuesto a hablar -y es totalmente lógico, admisible y comprensible-; la familia del "brillante" Sergio -sin llegar a calificarle de "reencarnación de Damien sobre la Tierra", sí puedo decir en su contra que es el perfecto paradigma de la creciente agresividad/violencia (elegid el nombre que queráis) infantil en la sociedad actual, producida por "nosesabebienquéfactor"- prefiere no pronunciarse -con semejante perlita de hijo, no me extraña en absoluto-, así como su defensa -que intentará ampararse en la reducción de pena por "trastornos mentales", argumentando que el chaval visitaba un psicólogo-; los únicos dispuestos a pronunciarse al respecto son los amigos y amigas de una y otros -que, por su parte, tampoco saben gran cosa- y la defensa de Luis, el amigo de Sergio que los acompañó hasta el lugar del crimen, puesto que le conviene una cierta publicidad, con el fin de que se considere al "amigo" Luis como un simple testigo y se le deje en libertad -NOTA: Parece que también hubo un chaval de "raza negra" (odio ese término, pero es una cita textual) visto acompañando a los dos chicos, pero hasta la fecha se desconoce su grado de implicación en el crimen-.

¿Tenía motivos el agresor para cometer semejante barbaridad? Veamos lo que dice el diario 20 Minutos:
  • Grabó los besos que se dio con su presunto asesino, Sergio, de 15.
  • A él no le gustó que lo 'colgara' en Internet porque tenía novia.
Qué joya de chaval. No es de extrañar que, en vista de lo acontecido y la gélida actitud de los chavales -por mi parte, considero a Luis tan culpable del asesinato como a Sergio, puesto que es inadmisible, no solo no denunciar, si no silenciar semejante atrocidad y además, jugar un partido de fútbol a la mañana siguiente, con toda la calma y frialdad del mundo-, se haya desencadenado la ira colectiva contra estos dos chavales por parte de los consumidores de noticias, quienes han presenciado el transcurrir de este con horror e incredulidad. Con estas afirmaciones y datos, dejo el debate abierto y os invito a reflexionar con calma sobre este caso y las trágicas circunstancias que lo rodean, siempre manteniendo la esperanza de que no se propaguen estos lamentables sucesos y se normalicen en nuestra sociedad. Que un niño sea capaz de asesinar a sangre fría a otro dice muy poco a nuestro favor.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Habemus President

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Era de esperar. Muy pocos han resistido el arrollador encanto del candidato demócrata Barack Obama (admitámoslo, era mucho más carismático que el sosainas de McCain y su acólito "Joe el lampista" -de mayor quiero parecerme a ese tipo, máxima expresión de Dios/Superman/Chuck Norris sobre la Tierra-), sus campañas de propaganda utilizando famosos, ni al pegadizo lema "Yes, We Can" -lema que los americanos han tenido tiempo de engullir, fagocitar y digerir, puesto que lo tenían presente incluso en su sopa nocturna-. A McCain las cosas no le han salido nada bien: ¿habrán contribuido los agresivos ataques de la "liberal" Señora Palin a Obama? ¿Y los votantes republicanos que han cambiado su apuesta en favor del Partido Demócrata? ¿O bien es que los norteamericanos, después de la nefasta "Era Bush" -actual y americana versión del "Reinado del Terror" de Robespierre-, necesitaban un cambio urgente?

Pudiera ser. El caso es que finalmente, no ha influido en el voto el hecho de que ninguno de los dos candidatos haya querido concretar al pueblo cuál es su plan para cumplir -respectivamente- sus promesas electorales -lo cual en el caso de Obama, en mi modesta opinión, es más grave que en el de McCain, debido a lo idealistas que resultan-. La diferencia ha sido más que considerable: diecisiete estados en favor de Obama contra diez que le han dado su voto a McCain.

En fin, teniendo en cuenta el hito histórico que supone la victoria de un afroamericano en la candidatura presidencial estadounidense (aunque, como suele pasar, el cine ya había previsto que ocurriría, tarde o temprano, y así lo ha reflejado), solo podemos rezar para que Obama ponga fin al pánico instaurado por el Capitán Chimpancé... perdón, ex-presidente George Walker Bush. Puesto que Estados Unidos se considera a si misma como "un imperio", lo mínimo exigible sería un Emperador juicioso, ¿no os parece?

martes, 4 de noviembre de 2008

Mi maravillosa y sentida crítica hacia la obra maestra "Tiro en la cabeza"


Podría redactar una pedante y jactanciosa reseña a modo de crítica/análisis sociofilosófico de esta muestra del sublime en estado primigenio que nos ha regalado ese superior y nunca bien valorado ente llamado Jaime Rosales. Podría analizarla en clave metacinematográfica -¡Cual opera magna de un cruce hiperdesarrollado entre David Lynch y Lars Von Trier! ¡OMFG!- y decir que es una de las piedras angulares del cine social y documental europeo, única afirmación que no han escrito publicaciones como Fotogramas o Cinemanía, a las cuales solo les faltó compararla con "El Padrino".

Pero resulta que esta película no me gustó en absolutamente ningún sentido. Siendo este el caso, me hallo ante una disyuntiva de proporciones más que considerables. ¿Me rebajo a lo que el séquito del señor Rosales no dudaría en calificar como "el resto de los simples mortales" y despotrico sin piedad -y con mucha saña- contra semejante subproducto, que tan solo cuenta con un factor provocador -y es el de provocar el hastío-? ¿Deconstruyo -cual crítico que aplica la postmodernidad de forma concienzuda en todo lo que hace- todos y cada uno de los engranajes del -por llamarlo de alguna manera- "filme" para llegar mejor hasta sus defectos -os daré una pista: hay más de uno y menos de mil cientoveinticuatro-, que acaban convirtiendo una película que se soñaba fundacional en su género en un vídeo casero mal rodado y -demasiado- bien vendido?
¿O bien aplico las teorías de Wright Mills y me meto temporalmente en la piel de Rosales con el fin de redactar una crítica que haga justicia a "Tiro en la cabeza"? Sí, esta segunda opción me convence mucho más que la primera. Por tanto, he llegado a la conclusión de que la mejor manera de criticar esta película -únicamente llamada así porque es considerada un largometraje- es emular a Rosales y basarse única y exclusivamente en el poder de la imagen.
He ahí mi crítica, pues.



Mañana sí, volveré al tema electoral estadounidense, después de haberme quitado esta espinita clavada desde tiempos ya lejanos. Mientras tanto y para acabar, me despido con mi sempiterna coletilla cuando hablo sobre el tema tratado en este último artículo: ¡bendito cine español!