martes, 30 de diciembre de 2008

Lista para acabar el año


Bueno, amigos, este año ya se acaba. En lo personal, puedo decir sin albergar ningún tipo de duda que ha sido, con mucho, el año más interesante y/pero estresante de mi relativamente corta existencia.

No temáis, no pienso relataros todas y cada una de las nuevas experiencias que he vivido durante este año. Me limitaré a hacer una pequeña lista cinematográfica a modo de resumen de lo mejor, lo peor y lo mediocre que ha pasado por nuestras carteleras. No las ordenaré según la fecha de estreno en su país de origen, si no por su fecha de estreno en España (por ejemplo, el caso de "No es País para Viejos", estrenada en octubre de 2007 en Estados Unidos). Antes que nada me siento obligado a advertir que esta lista se ciñe únicamente a criterios estrictamente personales, puesto que se basa en las que considero las mejores y peores películas que he visto durante este año; no es mi intención de ninguna manera alentar polémica alguna.
Dicho esto, comencemos:

-Imprescindibles

El Caballero Oscuro (Christopher Nolan)

Wall-E (Andrew Stanton)

No es País Para Viejos (Ethan & Joel Coen)

4 Meses, 3 Semanas, 2 Días (Cristian Mingiu)

This is England (Shane Meadows)

-Merecen la pena

El Intercambio (Clint Eastwood)

Gomorra (Matteo Garrone)

The Fall: El Sueño de Alexandria (Tarsem Singh)

Sweeney Todd: El Barbero Diabólico de la Calle Fleet (Tim Burton)

Los Cronocrímenes (Nacho Vigalondo)

-Se quedaron a medias:
El Incidente (M. Night Shyamalan)

Los Crímenes de Oxford (Álex de la Iglesia)

Pozos de Ambición (Paul Thomas Anderson)

Australia (Baz Luhrmann)

Viaje a Darleejing (Wes Anderson)


-Lo peorcito:

Vicky Cristina Barcelona (Woody Allen)

La Momia: La Tumba del Emperador Dragón (Rob Cohen)

88 Minutos (Jon Avnet)

Tiro en la Cabeza (Jaime Rosales)

10.000 (Roland Emmerich)


-Mención especial (Agradables sorpresas):

Expiación (Joe Wright)

3 Días (F. Javier Gutiérrez)

Cobardes (José Corbacho, Juan Cruz)

Iron Man (Jon Favreau)

Rebobine, por favor (Michel Gondry)


-Mención especial (basura totalmente desechable):

Casi 300 (Aaron Seltzer, Jason Friedberg)

X-Files: Creer es la clave (Chris Carter)

Mortadelo y Filemón. Misión: Salvar la Tierra (Miguel Bardem)

Saw V (David Hackl)

Disaster Movie (Aaron Seltzer, Jason Friedberg)

Para acabar, os dejo un par de "regalos": el primer guión que escribí (dieceséis años tenía), en formato JPG escaneado; y el libreto original (totalmente escrito en inglés) de mi cortometraje "Cops Or Criminals" (disponible por partes en YouTube), del cual poca cosa quedó a la hora de rodar el corto en si, debido a diversos problemas que surgieron tales como pérdida de ciertos actores o la imposibilidad de rodar algunas de las escenas que en él se pueden leer.

Guión de "Watch":


Guión de "Cops Or Criminals" (titulado originariamente "Armed Robbers"):


Hecha esta lista, solo me queda desearos unas muy felices fiestas, y un estupendo fin de año. ¡Un cordial abrazo y feliz año nuevo!


sábado, 20 de diciembre de 2008

Ciudadano Kane: El cine adelantado a su tiempo


Al igual que en la crítica de Wall-E, debo avisaros que este artículo contiene destripes y revelaciones del argumento, en este caso, de la película Ciudadano Kane, de modo que si no la habéis visto todavía, leed bajo vuestra responsabilidad.

Hoy estoy saldando una deuda pendiente con una de las películas claves en la historia del cine.

Mas me hallo en una disyuntiva: ¿qué puedo decir sobre este clásico que no se haya dicho mil veces? En primer lugar, diré que, pese a lo mucho que me gusta, no, no me parece la mejor película de todos los tiempos. Su guión es milimétrico (la historia es un rompecabezas en estado puro, al cual el propio Orson Welles rinde homenaje mediante el puzzle que Susan Alexander resuelve en un momento dado del metraje); la labor de dirección soberbia [más aún si tenemos en cuenta que Welles la dirigió con tan solo 26 años y se trataba de su opera prima]; la música de Bernard Herrmann envuelve al espectador en lo que se narra; los actores están todos sublimes, dejándonos unas interpretaciones mucho más que creíbles; los diálogos son rápidos e ingeniosos, contrariamente a las habitualmente teatrales e impostadas conversaciones vistas en los dramas de aquel tiempo... Pero decir que es la mejor película de todos los tiempos cuando, evidentemente, es un criterio absolutamente personal, me parece como poco pretencioso.

Y si la juzgamos siguiendo un criterio estrictamente basado en las puntuaciones recibidas, sigue sin ser la mejor, puesto que en Internet Movie DataBase, la primera en ostentar el Ranking Top 250 es ni más ni menos que The Shawshank Redemption (aquí conocida como Cadena Perpetua); en Filmaffinity gana El Padrino; y en Rottentomatoes queda empatada con un 100% de nota con, de nuevo, The Godfather. Mi pregunta es: ¿hace falta clasificarla según un ranking? Yo creo que no, puesto que es una obra de arte, totalmente vigente incluso a días de hoy por su mensaje y su perfecta descripción de las consecuencias personales que trae consigo el exceso de poder. Considerable como uno de los primeros biopics de la historia del cine [no en vano recordemos que el argumento está implícitamente basado en la vida del magnate William Randolf Hearst, y puede que en la del multimillonario productor de la cinta -entre otras facetas- Howard Hughes], junto con el Napoleón de Abel Gance entre otros, Welles se vio ninguneado tanto por público como por crítica, que le tacharon de "pretencioso" por adelantarse demasiado a su tiempo.

Lo que nos queda hoy en día es una cinta que, juzgada como simple película, no parece la maravilla que en realidad es, pero que, vista contextualmente [¡Se hizo en 1941, señores!], se revela como una obra maestra intemporal, un manual de cine de imprescindible visionado para todo aquel que ame el séptimo arte. No solo es un dietario completo de recursos narrativos (maravilloso el paralelismo entre los planos iniciales y los finales, o la puerta que se cierra, primero cuando Kane y Susan hablan por primera vez, y finalmente cuando ella le abandona), tipos de planos, etc. Además, es una aguda descripción de cómo el periodismo puede convertirse en un demoledor cuarto poder [la película incluso se permite homenajear a los códigos deontológicos de la profesión periodística] y una lección de historia, tanto de la humanidad como de la comunicación empresarial. Poesía en imágenes, ver esta película deja el poso amargo de los errores que cometemos las personas en tanto que deseamos con fuerza que nos amen.

Simplemente, me queda recomendaros que al menos le echéis un vistazo y opinéis, para bien o para mal, de esta obra de arte, pero sed valientes: adentraos por completo en la historia de Charles Foster Kane. Un hombre tan pobre que tan solo tuvo dinero.

viernes, 19 de diciembre de 2008

Todos podemos hacer daño


Según los resultados de un ensayo realizado por la Asociación Estadounidense de Psicología, un 70% de nosotros somos capaces de aplicar una descarga eléctrica a otra persona con el simple aliciente de tener permiso para hacerlo. Desalentador panorama, ¿cierto?

Para obtener el permiso para realizar dicho ensayo, la Asociación tuvo que comprometerse a utilizar actores para que simularan sentir dolor ante las descargas, puesto que [¡lógicamente!] no se les daba permiso para utilizar conejillos de indias para que recibieran auténticas descargas. Los estudiantes que participaron en el ensayo en el papel de torturadores, con todo, no sabían que se trataba de un montaje, y, pese a que los autores del experimento les habían dicho que podían irse sin riesgo alguno de perder los 50 euros con que se les premiaba por participar, prefirieron quedarse y aplicar las [ficticias] descargas a los "torturados". Almas cándidas...

Está claro que, en vista de noticias así, no cabe más que agachar la cabeza y reconocer que, en lo que a la condición humana se refiere, hay que dar la razón tanto a Plauto como a Thomas Hobbes:

Homo Homini Lupus.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

¿Crisis? Para el currante sí, no para el político


Está claro que el pobre a currar y el rico a chupar del bote, que bien grande es. Porque de lo contrario no me explico cómo muchos allegados míos están, disculpad mis modales, pasándolas putas debido a la congelación [o directamente bajada] de sueldos y el comienzo de lo que será una larga recesión, mientras nuestros representantes electos malgastan fondos que no son suyos en propiedades que bien podrían ahorrarse adquirir [¿Tanta falta les hacen? Lo que yo digo, el poder corrompe].

Veamos casos concretos:

-Ernest Benach (Presidente del Parlamento): 9.276 euros en instalar un televisor, reposapiés y una mesa en su coche, perdón, limusina oficial modelo marca Audi-A8, la cual ya costó de por si 110.000 euros. En cuanto se descubrió el pastel, tuvo que disculparse públicamente y devolver la limusina al concesionario para que le retiraran esas mejoras. Pobrecito, tuvo que renunciar a su mesa de caoba y a su televisor; qué pena me da, claro, no tiene mesa en su trabajo ni tele en su mansi... digo, casa.

-Juan Alberto Belloch (Alcalde de Zaragoza): Al Ayuntamiento de Zaragoza caro le está saliendo construir un nuevo despacho para el señorito Belloch (PSOE), quien ha sido tildado de "derrochador" por la oposición del PP. No soy seguidor del Partido Popular, es más, me confieso de izquierdas moderado, pero en este caso me parece justo concederles la razón.

-Alberto Ruiz Gallardón (Alcalde de Madrid): Ahora entiendo lo de Benach; no es fácil ver que el señor Gallardón [el único político español actual al que considero capaz de cambiar su ideología política según el viento que sople] se pasea con un flamante Audi A-8 de
591.624 euros. Por otro lado, Esperanza Aguirre, "por motivos de seguridad" [ejem] ha "preferido no revelar" el precio de su vehículo oficial.

Sumad a esto dos milloncejos de euros invertidos por el Senado en mejorar los teléfonos móviles de sus señorías; 250.000 euros que el señor Mariano Barroso (Ministro de Justicia) se pulió en mejorar el piso oficial donde vive; 200.000 euros que el Ayuntamiento de Barcelona ha despilfarrado en conseguir varios árboles ecológicos [entre otras pijadas]... Suma y sigue, y vuelta a empezar.
Y luego me preguntan que por qué no creo en los políticos. Manda cojones la preguntita, se nota que el que la formula no lee noticias de este tipo. Para que luego digan que el país está en crisis. Lo que aporto es: con derroches [y derrochadores] como estos, ¿¡cómo no va a estarlo!?

martes, 16 de diciembre de 2008

La realidad supera a la ficción...


Si nos atenemos a los datos proporcionados por la Universidad Heriot-Watt, las comedias románticas transmiten una falsa impresión acerca de las relaciones de pareja, induciendo a muchas personas a pensar que existen las "relaciones perfectas". La universidad de Edimburgo añade que las expectativas creadas en estos filmes no responden a la realidad.

Lo cual me hace plantearme si la culpa es de este género cinematográfico, o si bien esta situación responde a la caprichosa e incoherente naturaleza humana [cuya medida de indecisión varía en mayor o menor medida dependiendo de cada persona], que tanto nos hace desear/amar profundamente una cosa como al día siguiente aborrecerla con toda nuestra alma. Muchas veces nos equivocamos sentimentalmente, es ley de vida, pero deberíamos plantearnos cuántas de esas veces vienen dadas por no saber bien qué queremos.

Disculpad esta breve reflexión, la verdad es que este estudio me la ha puesto en bandeja con lacito dorado y todo. Por si a alguien le ha resultado interesante dicho estudio, le comunico que ahora están procediendo a ampliar su campo de estudio y escrutar este tema de forma internacional mediante un cuestionario que han puesto en su página web.

sábado, 13 de diciembre de 2008

La crisis no solo afecta al dinero, si no también a las ideas


Mucho nos bombardean [no solo en España, si no en todo el mundo] con la crisis económica, pero ¿acaso alguien nos advierte sobre los devastadores efectos que está padeciendo la creatividad de los guionistas de cine?
Este año 2008 nos hemos encontrado con infinidad de películas refrito y adaptaciones varias, nacidas básicamente, o bien por una falta acuciante de ideas, o bien por el amor que sus perpetradores (productores) profesan hacia el Poderoso Caballero Don Dinero: Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal, Iron Man, El Increíble Hulk, 007: Quantum Of Solace, The Eye, Reflejos (Mirrors), The Women... Al margen de la calidad que respectivamente puedan tener dichas películas, es de perogrullo cuanto menos reconocer que han sido escritas con el piloto automático encendido por gente más o menos talentosa, que indudablemente podría haber dado más de si con un poco más de margen creativo y más esfuerzo a la hora de exprimir las neuronas.
De esta tendencia marco como excepción El Caballero Oscuro, una más que excelente [a todos los niveles] secuela de una magnífica cinta (Batman Begins) nacida desde el amor de un creador, Christopher Nolan, que llevó a cabo su particular cruzada por resucitar una franquicia de la cual la Warner Bros, desde el rotundo fracaso/"abominación digna de ser incinerada en una pira colectiva" de Batman & Robin, no quería ni oír hablar. Y es que cuando, como en este último caso, se hace algo con cariño, dedicación, y sobretodo, imaginación, el resultado siempre provoca un máximo estado de satisfacción al espectador. ¿Por qué? Sencillo: le hemos tratado bien, le hemos ofrecido un producto trabajado, algo con lo que identificarse, algo con lo que soñar, algo con alma, con vida propia; en definitiva, le hemos regalado emoción.
Emoción. La capacidad para emocionar. Eso se ha perdido en gran parte en la industria actual del séptimo arte, precisamente por convertirlo en una industria. Ahora se llevan los remakes innecesarios, las secuelas sin sentido (propongo desde ya que el Colegio de Médicos ofialice como pandemia mundial la secuelitis cinematográfica)... Todo está inventado, dirán algunos para justificar esta avalancha de películas sin originalidad alguna. Y yo me pregunto: ¿acaso no estaba todo inventado [en lo que a narrativa se refiere] hace cincuenta años? La diferencia la marca el esfuerzo invertido en reinventar viejos metatemas y fórmulas narrativas. De dicho esfuerzo han salido clásicos como Grupo Salvaje, Jungla de Cristal, En Busca del Arca Perdida, Encuentros en la Tercera Fase, Ultimátum a la Tierra... Precisamente es el remake de ésta última, dirigido por Scott Derrickson (cineasta al que creo capaz de mucho más, en esta ocasión atado por las rígidas cuerdas de la 20th Century Fox), el que me ha hecho reflexionar sobre esta importante cuestión.
¿Hasta qué punto es lógico copiar algo que ya funciona bien de por si? Recientemente he sabido que ¡Will Smith! está preparando un remake de Karate Kid, en el cual el protagonista será [¿Casualidad?] su hijo, Jaden Smith, que ha exigido que se suprima uno de los movimientos clave en la original como es "la patada de la grulla", y ha pedido a su padre que mande incorporar a la película movimientos que él ha ejecutado en videojuegos varios. Con semejantes criterios cinematográficos a la hora de "mejorar" cintas antiguas, ¿qué se puede esperar de las re-versiones (no confundir con reversiones)? Hablando del chavalín, por cierto, cabe decir que en esta Ultimátum a la Tierra ejerce el papel de "típico niño en película de ciencia ficción", resultando verdaderamente insoportable a lo largo del metraje [cabe preguntarse el motivo por el cual el alienígena Klaatu, interpretado con corrección por Keanu Reeves, es tan piadoso con el niño de marras.

Aparte del factor niñato, muchas son las cosas que fallan en este insulso remake, desde el pobre trabajo de guión, hasta una insípida interpretación por parte del reparto al completo [exceptuando los competentes trabajos de Reeves y Jennifer Connelly]. La justificación que los productores han dado a esta revisión del clásico dirigido por Robert Wise en 1951 es que "había que renovar el mensaje de la cinta original y sustituirlo por uno más actual". Y yo me pregunto, ya que el mensaje de esta nueva versión está relacionado con el maltrato que recibe por nuestra parte el ecosistema: ¿no hubiese sido más lógico crear una cinta totalmente nueva y original que hable sobre dicho tema y las consecuencias que traerá ignorarlo? Ah, claro, que esa cinta ya existe, y se llama El Incidente... Lo dicho, no solo la economía está en crisis, si no también la creatividad. ¿Señalamos culpables o nos dedicamos a solucionar poco a poco este problema? La decisión es nuestra.

viernes, 12 de diciembre de 2008

Spanish Hip Hop meets Stupidity

Lo han vuelto a hacer. Después de ofrecernos el "Compra con criterio" y "Si eres legal, eres legal", las privilegiadas mentes que se ocupan del tema propagandístico en el Gobierno nos ofrecen una excelsérrima campaña, solo apta para superpensadores [de esos que leen a Demóstenes en sus horas libres]. Juzgad vosotros mismos:



¿Qué sensación os ha producido esta pieza audiovisual, clásico inmediato de aquello calificable como "obra de arte total"? Esto es lo que le ha hecho sentir al que escribe.

Vergüenza ajena.

Bueno, como los dos milloncetes de euros ya están gastados (¡Para que luego digan que hay crisis! Aunque quizás, mientras que al currante se le aconseja/ordena hacer de voto de pobreza, los políticos se dedican a malgastar los fondos públicos) en esta basura, mejor tomárselo con sentido del humor. En mi caso, voy a mostrarme especialmente "cachondo" y voy a proponer una campaña de Tráfico que no desmerecería en absoluto esta... cosa:

Wiki wiki waaaa, tío kontrola
Si no' e'trellamo' la kosa no mola
Si shokamo' la emo' liao pardaaaa
Pk si stas muerto la palmaaaa'

¡Uao! ¡Podría trabajar en el Gobierno haciendo anuncios y todo! Gracias por hacérmelo descubrir, Señor ZP.

Ahora, volvamos al tema. ¿A qué tipo de público iba dirigido este pseudointento fallido de campaña? ¿A éste? Quizás esa atrocidad gramatical de escribir "koko" con "k" [por la cual a punto he estado con rociar mis ojos con un vaso de ácido sulfúrico] es para atraer al tipo de adolescentes que cree que "Física o Química" es una buena serie... Pudiera ser.

Pero vamos a ver: ¿de veras pensaban que una campaña tan rematadamente estúpida iba a funcionar? Que conste que no lo digo exaltado, al revés, ¡mis buenas carcajadas me ha arrancado esta horrendez audiovisual! Y debo admitir que, por una vez, el Gobierno está mandando un mensaje positivo a la juventud. Lo que es penoso es la ejecución, y peor aún, pensar que esto iba a colar. Quizás la Administración PSOE piensa que los jóvenes españoles son especímenes subdesarrollados de una raza de primates de limitada capacidad motora. ¡No es así, señores! Que sean jóvenes no los convierte en estúpidos. Incluso el tonto del instituto ha visto que esta campaña establece un nuevo paradigma en cuanto a lo que NO hay que hacer jamás en publicidad. Primera regla del publicitario: ¡Nunca tomar al espectador por imbécil!

Aunque el PSOE no se caracteriza precisamente por ofrecernos unas campañas de alto calibre. Para muestra, un botón:





(Ojos en blanco, suspiro prolongado, me calmo, sigo con lo mío)

Para la próxima campaña les aconsejo fervientemente que, si de verdad quieren conectar con el público más joven, empiecen por tratarlos como personas y no como monos descerebrados. Y déjense de raps y demás musicales, por favor. Porque se están ustedes dejando la pasta en estupideces, cuando [y no me cansaré jamás de decirlo] hay cosas que necesitan mucho más una inversión que esas.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

"Brokeback Mountain" y Mussoli... quiero decir, la RAI


La película "Brokeback Mountain" fue emitida con ciertas escenas sexuales cortadas el lunes pasado en la cadena de televisión italiana RAI 2. La versión emitida, según la cadena [controlada por el partido político Liga Norte], simplemente se trataba de "una copia con visado de censura proporcionada por la distribuidora" clasificada T (Apta para todos los públicos), preparada para ser emitida a las 21.00. Sin embargo, RAI 2 no verificó la versión censurada en cuestión ["pensando que se trataba de la auténtica"], y la emitió a las 22.45 con una clasificación VM 14 (No Apta para menores de 14 años). Ello último, según la cadena, se trata de "un error", y su director, Antonio Marano, se ha comprometido a emitir la versión íntegra del filme de Ang Lee.

La reacción no se ha hecho esperar. La asociación de consumidores ADUC ha pedido a los ciudadanos que se nieguen a pagar el llamado "canon RAI", impuesto que obliga a los propietarios de un aparato televisor a pagar 106 euros. Incluso la centroderecha se ha hecho eco de la noticia: Benedetto dello Vedova, diputado de Pueblo de la Libertad, ha añadido "si la censura se aplica no por el contenido duro de las escenas sino por la naturaleza homosexual de la relación, considerada pornográfica de por sí, pasamos de lo grotesco al encarnizamiento discriminatorio".

Mi pregunta es: ¿han vuelto los tiempos de la censura? ¿Se ha levantado Mussolini de la tumba, viendo lo cercano que está Berlusconi de transformarse [en todos los sentidos] en el Monstruo de Frankenstein? ¿O sencillamente el control de contenidos siempre estuvo presente, y lo único que hizo, en lugar de desaparecer, fue sencillamente camuflarse? De nuevo, volvemos al tema de la puritana doble moral que comentaba en el artículo de ayer. ¿Tan perjudicial es, en estos tiempos en que es lo más normal del mundo ver en una película a un macho Alfa retozar con una hembra atractiva, que nos muestren un acto sexual entre dos hombres? Porque, no entiendo por qué [aquí esbozo una sonrisa irónica], en las escenas lésbicas no es que haya un control excesivo en lo que a censura se refiere. Pero claro, ¡dos hombres f***ando! ¡Mamma mia!

Está claro que por mucho que avance la tecnología, la mente humana siempre será limitada. Quizás la no aceptación de aquello que es diferente es algo inherente en la condición humana; quizás el rechazo hacia todo aquello que nos es desconocido comporte inevitablemente su implacable persecución por parte de las propias personas. De otra forma, no me explico como, en plena "Sociedad de la Información", seguimos padeciendo este tipo de incidentes. En cualquier caso, y al margen de lo que pienso sobre la película en cuestión, esto es un inaceptable y aberrante caso de mutilación del arte, y sucesos como este deberían estar penados. Recuerden, señores de la RAI: Ars longa, vita brevis.

martes, 9 de diciembre de 2008

"The Simpsons go porno"


Así podría haberse titulado perfectamente el vídeo por el cual han juzgado a un hombre en Australia. ¿Delito? Ni más ni menos que "posesión de pornografía infantil".

Todo porque el vídeo en cuestión mostraba a Bart y a Lisa -dos de los tres hijos de Homer y Marge- copulando. La polémica que planteaba el juicio era si dichos personajes de ficción podían considerarse caracteres de carne y hueso o no. La defensa del acusado defendió a capa y espada que no, pero tanto la acusación como el juez Michael Adams -quien ratificó la sentencia condenatoria- consideraron lo contrario, llegando Adams a afirmar que los genitales de los niños (Bart de diez años, y Lisa de ocho) eran "absolutamente humanos", y que esos dibujos no ayudan en nada en la lucha contra la pornografía infantil, puesto que "podrían alimentar la demanda de material que contiene abuso de menores".


Finalmente, el acusado no ha sido penado con prisión, pero aún así, deberá pagar una sanción de 2.000 dólares (equivalentes a más de 1.500 euros) y mostrar "buen comportamiento" durante un periodo de dos años. Mi pregunta es: ¿Pura paranoia o un caso claro de puritana doble moral? Señor Adams, me parece muy encomiable su noble tarea de luchar a capa y espada contra algo tan despreciable como es la grabación y difusión de pornografía infantil, pero lo suyo roza la "conspiranoicidad" patológica.

Recordemos que hace años que circulan por la Red (y también en los móviles) esos dibujos animados en los cuales se ve a los retoños Simpson en pleno acto sexual [repugnante e incestuoso, la verdad sea dicha]. El hecho de poseer unos dibujos animados del género Hentai [abominables animaciones en las cuales se practican violaciones a jovencitas aniñadas, además de otro tipo de actividades sexuales], por ejemplo, no es motivo de una acusación por tener en tu ordenador personal vídeos de abusos sexuales [siendo los anime Hentai mucho más explícitos y desagradables que el vídeo de Bart y Lisa].
¿Hasta qué punto es lícita esta sentencia, y razonable el juez que la ha ratificado? ¿A esto se le llama justicia? Sabiendo lo colapsado que está en todos los países del mundo el sistema judicial, ¿no deberían dejar de perder el tiempo con estas banalidades y dar prioridad a crímenes como el asesinato premeditado o el abuso sexual [cuyos autores siempre tardan años en ser juzgados y condenados -o no- oficialmente]? Es como todo (y permitidme ahora mostrarme deliberadamente grosero, ya que con esta afirmación acabo): si se pierde el tiempo con gilipolleces supinas, no hay tiempo para usar la mollera.

lunes, 8 de diciembre de 2008

El "Kitsch" en el videoclip

Provinente de la nueva burguesía de Munich, el término kitsch resulta cuanto menos difícil de definir y delimitar. Personalmente, entiendo el kitsch como un abaratamiento del arte, una mala copia de una determinada obra o género artístico hecha de cara a un sector del público incapaz de distinguir el arte de aquello que se limita a imitarlo burdamente.

En este artículo, voy a tratar un tema que me parece harto interesante: el kitsch en el videoclip. El videoclip nace conceptualmente en 1920, gracias a las teorías de Oskar Fischinger y una corriente de creadores europeos. Juntos crearon también una serie de piezas de vídeo fusionadas con música de fondo, sentando las bases de un nuevo género audiovisual. Sin embargo, no fue hasta 1975 cuando se rodó el que se considera el primer videoclip de la historia: "Bohemian Rapsody", del grupo Queen. A partir de los años 80 [y en gran medida gracias a la aportación a dicho género por parte de la MTV] comienza un auge de popularidad para el video musical, hasta que, principalmente debido a la reformulación de los principios canónicos de este género y a la concepción posmoderna y relativista que prima actualmente sobre aquello que es arte y aquello que no lo es, ha pasado a ser considerado como una nueva forma de arte [no son pocos los que afirman -inclusive servidor- que un videoclip puede ser considerado una "obra de arte total"]. Un perfecto ejemplo de esta concepción del clip de vídeo son las piezas que adjunto a continuación:

The Child -Alex Gopher (Dirigido por H5)




Afrika Shox -Leftfield & Afrika Bambaata (Dirigido por Chris Cunningham)

Bachelorette -Björk (Dirigido por Michel Gondry)





Estas piezas de vídeo bien podrían considerarse como obras de arte, tanto analizándolas desde sus mucho más que numerosos referentes artísticos y estéticos como desde el mensaje/concepto filosófico del cual parten. El kitsch en cambio es todo lo contrario: sería como comparar un anuncio de BMW con uno de Cilit Bang, para entendernos. Un videoclip kitsch es aquel que vulnera los principios que hacen de un vídeo musical una obra de arte; anula cualquier tipo de referente creativo y/o visual, convierte lo elegante en cutre [el estilo pasa de ser atractivo e inteligente a una apología de lo tacky], hace tonto lo que antes estaba por encima de la media. Vamos, como la Venecia de un casino de Las Vegas.

Podría pasarme el día hablando de las razones que hace del kitsch una perversión del arte, pero creo que será mejor que finalice el artículo mostrándoos con ejemplos claros el porqué de dicha perversión cuando se convierte una obra artística en una mala copia dedicada al sector más mediocre de las masas. Me despido de vosotros deseándoos un buen final de puente.

Losing You -Jan Terri


Shine on Me -Chris Dane Owens

I wanna love you tender -Armi Ja Danny

domingo, 7 de diciembre de 2008

Arte y simulacro


Hace dos días tuve ocasión de leer una extensa entrevista a uno de los cineastas más controvertidos del cine europeo contemporáneo, Lars Von Trier. El autor de dicha entrevista exponía [a modo de personal y sujetiva tesis] que el cineasta danés utiliza su ya mítica (le pese a quien le pese) técnica autodenominada (en un ejercicio de autoconsideración casi divina) Dogma* como herramienta para mostrar la no-realidad dentro de la realidad que el espectador se crea en el momento de visionar una película. Es decir, juega a mostrarnos [en muchas ocasiones, de forma casi teatral] los recursos que contribuyen a crear el simulacro de realidad perceptiva en que se sumergirá aquel que vea un filme, a través de un código no solo metacinematográfico (término entendido como cine hablando sobre cine), si no también metanarrativo (los trucos del relato en si mismo se hacen tan patentes/obvios que casi provocan sonrojo, un sonrojo intencionado por el propio autor, todo hay que decirlo).

Dicha tesis establecida por el entrevistador me dio mucho que pensar. Por ejemplo, citemos el caso de la [cada vez más decadente] industria hollywoodiense. Desde el momento en que comienza la proyección hasta que finaliza, cada uno de sus filmes intenta desesperadamente sumergirnos dentro del relato que nos ofrece [ya sea colosal o poco menos que estrepitoso], trucos cinematográficos/artísticos mediante. Todo contribuye a que el respetable no se salga de la película en ningún momento, desde la omnipresente banda sonora [bien es sabido que actualmente impera una tendencia a llenar cada minuto del metraje con música, a ser posible, machacona] hasta el montaje, hilado hasta el último detalle con el fin de que la sensación de continuidad no se pierda.

Y aquí, en este momento de mi [muy humilde, la verdad sea dicha] reflexión, yo me pregunto: ¿De veras es lógico este proceso de creación de realidad? Formulándome dicha pregunta, no consigo ni decantarme por un sí ni por un no como respuesta, más que nada, porque pese a que a [casi] nadie disgusta una buena superproducción que nos aleje de la realidad durante dos horas, si hacemos caso a las teorías de Jean Baudrillard, es fácil llegar a la conclusión lógica de que el exceso de realidad en el arte contribuye al ahogo y muerte del propio arte, puesto que el arte es falsedad en si misma. Dicho de otra manera: cuando René Magritte pintara una pipa insertando al lado un elocuente texto que rezaba "Esto no es una pipa" ("Ceci n'est pas une pipe"), ya nos estaba advirtiendo de la no-realidad que comporta intrínsecamente el crear una obra de arte, puesto que una creación artística es algo intangible, irreal, falso.

Cuando vemos a Arnold Schwarzenegger matando a los malos con una recortada, no los está matando de verdad. Cuando contemplamos a Superman surcando los cielos, no está volando en realidad. Y cuando asistimos en primera persona a un fogoso encuentro sexual entre Michael Douglas y Sharon Stone, ciertamente no están copulando. Estas tres últimas afirmaciones parecen de perogrullo, pero tan solo estoy intentando ilustrar mi reflexión con ejemplos harto conocidos por todos: el cine es el perfecto ejemplo de irrealidad camuflada, puesto que vemos algo que en realidad no está ocurriendo, pero [y esto se produce en el caso de que esté bien hecho] nos lo creemos, principalmente gracias a toda suerte de trucos narrativos y argucias técnicas bien combinadas y empleadas con sabiduría creativa. Por tanto, dejo abierta la reflexión sobre este tema, culminando este artículo con una última comparación: un buen cineasta es como un gran prestidigitador, debido a que su trabajo consigue en convertir una ilusión en una realidad tangible durante un cierto periodo de tiempo para su público.

*NOTA: Huelga decir que el propio Von Trier se saltaría las normas establecidas en su movimiento Dogma [especialmente la norma que concierne a la no-utilización de música no extradigética] realizando un musical en toda regla como es "Bailando en la oscuridad" (protagonizado por Björk y estrenado en el año 2000), con lo cual se podría hablar de una ruptura con sus propios cánones creativos.

viernes, 5 de diciembre de 2008

Tiro en la cabeza (y en el pecho)


Lo volvieron a hacer. Volvieron a demostrar su total y absoluta falta de compromiso político alguno. Nos volvieron a demostrar que su "supuesta" causa no es tal, si no solamente un burdo pseudointento de autojustificación patética, una excusa para matar por matar. ¿Qué mal podría haber cometido el señor Uría Mendizábal [71 años], empresario dueño de la empresa Altuna & Uría [que había sido amenazada por ETA], para merecer ser finado de semejante (¡Y terrible!) forma? Dudo mucho que el señor Mendizábal [En Paz Descanse] mereciera un final como ese a manos de unos soberanos hijos de la grandiosa puta, pero que no se preocupen sus asesinos: quedaos con la conciencia tranquila, dormid bien esta noche [Anoche lo hicisteis, ¿verdad?], puesto que claro, "lo hacíais por el bien del País Vasco", ¿no es cierto?

Pues os diré, señores etarras, que no he visto aún ningún cambio en vuestra autonomía a nivel legal o político, ni veo que vosotros, con vuestras armas y vuestra pseudoideología de todo a cien hayáis conseguido cambiar las cosas. Lleváis años así, y no conseguís nada por la fuerza. ¿No os dice eso nada? No, está clarísimo que no, ya que seguís "erre que erre", disparando cuando no podéis defender vuestros argumentos con la palabra, asesinando a cualquiera que os lleve la contraria. "No me gusta lo que usted dice, señor, pero defenderé hasta la muerte su derecho a decirlo". Es una maravillosa cita de Jean Marie Arouet Voltaire. ¿Os suena? Teniendo en cuenta actos como éste último, me temo que no.


Con este asesinato sí habéis logrado algo: incluso el lehendakari Juan José Ibarretxe [político un tanto discutible y bastante más que polémico] os ha dado (al menos de cara a la galería) la espalda. Incluso se está planteando en el Gobierno diversas maneras legales de disolver Acción Nacionalista Vasca (ANV). Otra cosa es que se cumpla o no, pero ahí está la intención. Pero lo más destacable es que, por un momento [sentido momento, por cierto, gracias a vuestra despreciable acción], izquierda y derecha se unió para dar su pésame a la familia y mostrar su rechazo total hacia este incidente y quienes lo han perpetrado.

Os hemos dado la espalda. Nuestro rechazo es unánime. Os habéis vuelto a pasar de la raya. Ojalá no os pasen ni una más. Este pequeño artículo va dirigido a todos vosotros. Muchas gracias. Gracias por volvernos a demostrar que no tenéis límites. En definitiva, que no tenéis corazón. Ni piedad. Me despido de vosotros, [repito] hijos de puta, con un sonoro
agur.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

No lo olvidéis, camaradas, comprad con criterio


Cojonudo, sí señor. Ya está el Señor Zapatero diciéndonos lo que tenemos que comprar y lo que no. ¿De qué manera? Pues a través de una excelsa campaña pamfletopropagandística, salida de la mente privilegiada de parvulario, que lleva el más que elocuente título "COMPRA CON CRITERIO". Veamos, pues, qué pautas nos marcan... quiero decir, qué consejos nos dan [asaz amables] las buenas personas que rigen el Ministerio de Sanidad y Consumo, a través de su Departamento de Marketing:

> Fíjate un presupuesto
> Haz lista de compras
> Compra sin prisas
> Lee las etiquetas
> Compara precios
> Elige juguetes adecuados
> No abuses de la tarjeta
> Conserva tus tickets
> En caso de conflicto acude al Sistema Arbitral de Consumo
> En Internet compra en sitios seguros

¿¡Qué!? ¿Acaso nos hemos vuelto o locos o qué? ¿Desde cuándo cree la Administración PSOE que tiene potestad alguna para ejercer su influencia en la vida cotidiana del respetable, propaganda chusta mediante? ¿¡Acaso la recesión nos ha llevado [cual clones de pacotilla de Marty McFly] de vuelta a los tiempos de Stalin, en los cuales la propaganda se dedicaba a recordar la miseria imperante en el país y a alentar a la gente a vivir de forma monacal para paliar los efectos de dicha miseria!?

¿No se suponía que el Partido Socialista Obrero Español [pese a que de Obrero tiene muy poco] tiene, dentro de su ideología, ayudar al trabajador día a día para que su vida sea, quizás no más fácil, pero al menos un poco más llevadera? No estoy viendo dicho interés en mejorar la situación del obrero; ¡para nada! Solo veo a un gobierno totalmente abúlico en la gestión previa de la crisis [¡En tiempos de recesión no puede uno dormirse en los laureles, Sr. Presidente!] que siempre negó categóricamente que la recesión fuera a llegar algún día; solo veo a un líder del Estado pequeño y débil, con ansías de poder y notoriedad, suplicando miserablemente una silla en el G-20 [a la historia pasará el ya clásico "Te daré todo lo que me pidas si estoy en la reunión", paradigma de la súplica más rastrera] para poder demostrar lo gallito que es y alardear del poco poder y crédito que aún no ha perdido; en resumen, y sin explayarme más, solo veo una Administración lamentable que encima tiene los cojones necesarios para decirnos -campaña infecta mediante-, lo que tenemos y lo que no tenemos que hacer.

Olé esa cara, ZP, olé. Olé por decir al ciudadano medio -el que más padece la crisis, el que las pasa canutas para poner un plato en su mesa, el que trabaja aterrorizado, con un pánico constante a ser despedido- que tiene que ¡¿"Comprar con criterio?!". No, si al final acabará usted diciendo que la culpa de la crisis la tiene la gente de a pie por gastar demasiado. Ya puestos... Pero le diré una cosa desde mi modesto blog [única herramienta de la que dispongo para disparar (verbalmente) contra los nefastos políticos (tanto de izquierda como de centro, sin dejar de lado a la derecha, tanto moderados como extremistas) que tenemos en este país], Señor Presidente: usted quizás no tendrá la culpa de la crisis en si (sí de no haber tomado medidas para prevenir sus devastadores efectos, pero no de la crisis), pero le considero culpable de no haber cambiado absolutamente nada [¡Tanto daría que hubiese gobernado Mariano "Miliki" Rajoy!], de haber traicionado categóricamente al pueblo que ingenuamente le votó dos veces [Claro, es que si no "Ellos volvían". ¡Falacia power!], de haberse centrado en difundir una cutreideología izquierdista de todo a cien en lugar de en solucionar algunas problemáticas clave en nuestro país, de incumplir totalmente el objetivo primario con el que Pablo Iglesias fundase el partido [cuestionables eran sus métodos, pero ello no quita que la misión del PSOE en sus inicios no fuera destacable], de traicionar totalmente los ideales que defendía. Felipe González, pese a algunos errores y medidas quizás no del todo acertadas (y la corrupción que envolvía a su entorno), nos echó un gran cable en la fase final de la Transición; ¿qué nos ha dado usted hasta ahora, señor José Luis Rodríguez Zapatero? Pregúnteselo, por favor.

martes, 2 de diciembre de 2008

El paro, por las nubes


Considerando las cifras aportadas por el Ministerio de Trabajo, puede decirse que hemos registrado (y cito una expresión textual utilizada en el diario Libertad Digital) "el peor octubre de la historia democrática". Y es que los números son cuanto menos alarmantes: tal como nos cuentan en La Vanguardia, tras este funesto mes de octubre -deshonroso récord batido durante la poco afortunada administración Zapatero-, los Servicios de Empleo han registrado [durante el pasado mes de noviembre] 171.243 desempleados más [añadamos más, no vaya a ser que la colección decrezca]. Con semejante panorama por delante, ¿qué esperanzas podemos depositar en una economía dominada por las multinacionales, los bancos y demás peces gordos?

Enlace Sea como fuere, está demostrado que el sistema capitalista [que no deja de ser una renovación a marchas forzadas de la sociedad estamental, puesto que el rico sigue siendo rico y el pobre, pobre, y eso no cambia ni a tiros] funciona en tanto que quienes lo dominan no estiran el chicle hasta romperlo (¡Sí, amigos empresarios, los chicles pueden romperse!). No se puede forzar al trabajador medio a pedir créditos, hipotecas y demás "ayudas" financieras para pagar sus escasas posesiones sin que pase nada; no se puede conceder "hipotecas basura" (inventadas mucho antes de la administración Bush, contrariamente a lo que muchos erróneamente creen) sin que pase nada; tampoco puede el sistema dejar que las grandes empresas se lucren sin límite a costa de otros sin que la economía reviente. La avaricia rompió el saco, recuérdenlo. El crack del 29 nos lo demostró con creces.

Y en esta ocasión, el saco no solo se ha roto, si no que se ha desgajado hasta quedarse en un trozo de tela ajado. Ahora debemos tomar una decisión (cuando digo "debemos" me refiero sobretodo a la Unión Europea y demás instituciones dominantes): o bien lo remendamos de mala manera hasta que vuelva a desgarrarse [aún así, no se preocupen señores ricachones, ustedes como siempre estarán a salvo. O no...], o bien lo cambiamos por uno parecido pero nuevo, igualmente funcional y más grande [entiéndase más grande por más equitativo: a más espacio, más cabemos, que no es cuestión que siempre sea el trabajador medio el que tenga que asfixiarse]. Ustedes deciden, pero recuerden que todo lo que hagan acabará afectando a los pobres. Y los ricos también pueden acabar en la pobreza. Mejor será que no lo olviden.

domingo, 30 de noviembre de 2008

Friki Films


Tranquilos, no voy a hablar de películas bizarras ni nada por el estilo [básicamente, porque no es el tipo de cine que suelo consumir/fagocitar].

El título de este artículo surge en tanto que es el nombre de una nueva y pequeña distribuidora, destinada a dar un lugar en las estanterías a títulos de bajo o mínimo presupuesto que de otra forma no tendrían posibilidad alguna de poder comercializarse en el siempre difícil mercado del DVD.
En general, las películas que distribuirá Friki Films será (valga la redundancia) películas de corte freak, documentales frikis, etc. En resumen, toda obra que entre dentro de los paradigmas creativos de los miembros de la autonomenclaturada Comunidad Friki [sé que estoy repitiéndome más que un ajo en una lavadora con la dichosa palabreja de marras, pero me es imposible encontrar sinónimo alguno para ésta]. Sus primeras obras a distribuir serán el documental "Hobby" dirigido por Ciro Altabás, que trata sobre la cultura en torno a Nintendo vigente en Japón, y la película "Real Zombi Revolver", de Adrián Cardona, que combina [al estilo de la serie Z] zombies y western a partes iguales.

A mi modesto juicio, una buena iniciativa, mas debería ampliar sus miras, ya que muchas películas y cortometrajes de gran calidad, al margen de su temática, permanecen anclados en el olvido, y una excesiva especialización temática de las distribuidoras no ayuda especialmente a mitigar dicha situación.

sábado, 29 de noviembre de 2008

Cartelera infumable


Tal como decía el maestro del guión Rafael Azcona, "ir al cine en estos tiempos requiere un coeciente intelectual plano". Y es que... menuda cartelera tenemos esta semana.

Echemos un vistazo:

-Outlander: Alienígenas se enfrentan a vikingos. Perfecto. ¿Por qué no enfrentamos de paso a Astérix contra los Depredadores, ya puestos? Es la idea más estúpida que he oído en años, más estúpida aún que combinar en una sola película a Drácula, Frankenstein y al Hombre Lobo... ¡Espera, que eso ya lo han hecho! Maldita seas, crisis de ideas...

-Madagascar 2: Una secuela innecesaria para una mediocre película de animación [cuya lista de defectos abarcaba desde un muy mejorable diseño de personajes -que parecen tallados en madera, tal como muy bien aporta Rafa Martín en su crítica hacia este filme-, un guión flojo y parcamente estructurado y una falta alarmante de creatividad a lo largo de su metraje], nacida desde la pura y simple necesidad de recaudar dinero fácil [ya sabemos que en estas fechas los niños arrastrarán a sus papás al cine]. Sigo esperando que Dreamworks se deje de "Shreks" facilones y que vuelvan al nivel de la injustamente infravalorada "El Príncipe de Egipto" (que contiene escenas tan memorables como ésta).

-Superhero Movie: Que no os engañe ni el título ni la [mal situada y peor pensada] fecha de estreno, "Superhero Movie" no es ni de lejos tan rematadamente masacrable como "Disaster Movie", a la que ya le di lo suyo en una exaltada crítica y de la que no pienso volver a escribir ni media palabra. De hecho, sin acercarse ni por asomo al nivel de películas satíricas como "Aterriza como puedas" (masacrando el título "Airplane!") o "Agárralo como puedas" (esta vez la víctima es el título "The Naked Gun", olé esa imaginación), vendría a ser como la hermana lista (ma non troppo) de las "Scary Movie" y demás. Aún así... quien espere una comedia inteligente, que se quede en casa y haga un pase de "El Gran Dictador", "Tiempos Modernos", "Sopa de Ganso" y "Uno, dos, tres". Saldrá ganando.

Ya lo véis, con semejante cartera de estrenos, las únicas alternativas parecidas que nos quedan son "Quantum of Solace", "Appaloosa" -buen western dirigido y protagonizado por el polifacético Ed Harris, con una serie de fallos menores que le impiden elevarse por encima de otros de su género-, "Red de Mentiras" -Ridley Scott sigue en forma, sin duda alguna- y películas de cierto interés como "Forasters" de Ventura Pons, entre otras. Pero bueno... la cosa llegará a extremos apoteósicos cuando se estrene "Crepúsculo". Hasta ese día, todo en calma. Y con flojas películas.

viernes, 28 de noviembre de 2008

El Facebook supera a la ficción


La vida es un sinsentido, una pura y constante hegemonía del absurdo. La prueba: incidentes como este. La tecnología socializadora, Facebook en este caso, con connotaciones e intenciones a priori positivas, ha resultado contraproducente para uno de sus usuarios.

La noticia de la cual extraigo esta breve reflexión proviene de la página web del diario 20 Minutos (ahora os preguntaréis porqué recurro tanto a esta página web y a este diario en concreto pudiendo acceder a otros de "más categoría"; aparte de, pese a sus imprecisiones gramáticas, ser una página web modélica en cuanto a interactividad, y ni su intencionalidad ni los contenidos no están tan contaminados como, por ejemplo, en "El País" o "El Mundo") resulta como poco delirante, entrando ipso facto en esa categoría de noticias que uno lee con una creciente sonrisa irónica.


El hecho de que pillaran a este moroso a través de una herramienta que, en principio, dudo que llegara a considerar como posible causa de su declive económico y laboral, puede mirarse desde dos prismas diametralmente opuestos: el primero, consiste en aplicar una mirada compasiva al joven, compadeciéndole por sus circunstancias y lamentando su mal uso del Facebook; el segundo, optar por el clásico "¡Le está bien empleado!" y encontrar ventajoso el hecho de que se pueda localizar a deudores, estafadores y demás con una simple combinación de agudeza mental y buena aplicación de las últimas tecnologías.


Sea como fuere, esta noticia resulta jugosa en el sentido de dar para pensar sobre la cada vez mayor influencia de los avances tecnoinformáticos sobre nuestra vida cotidiana y su transcurrir, además del peso que tiene sobre nuestra privacidad. Y, por supuesto, nos demuestra hasta qué punto es absurda la forma en que funciona la vida, y que la realidad (en este caso, el Facebook) supera a la ficción.

martes, 25 de noviembre de 2008

Quantum Of Solace: Volviendo al Bond de siempre... ¿o no?


Sorprendente resulta descubrir, una vez comenzada la proyección, que la vigesimo segunda película de la saga del agente secreto más famoso comienza sin un prólogo propiamente dicho (si no que la espectacular persecución que marca el pistoletazo de salida es parte de la trama principal, y no solo eso, si no que también sirve para enlazar esta cinta y su predescesora, "Casino Royale"), renunciando por ende a la seña de identidad de la saga (¡Si incluso la anteriormente mencionada "Casino Royale" tenía un prólogo, rodado en blanco y negro y con una menor dosis de acción, pero igualmente cojonudo!). En "Quantum Of Solace" (extraño es que nuestros distribuidores patrios, mentes privilegiadas responsables de excelsos títulos como "Tropic Thunder: Una guerra muy perra", "Cariño, me he convertido en un perro" o "Soñando soñando, triunfé patinando" no la hayan traducido como "007: Cuanto Sol Hace") la trama comienza con la sexta puesta -nunca mejor dicho-: Bond es perseguido [los que hemos visto la anterior entrega intuimos por qué, con una pícara sonrisa en los labios] y debe deshacerse, a bordo de un flamante Aston Martin -cómo no- de los malvados sicarios que intentan constantemente acabar con su vida e incluso de la policía de Siena (Italia), hasta llegar a un final con sorpresa incluida. Un inicio más propio de Jason Bourne que de James Bond, como podéis ver.

Pero, durante los títulos de crédito iniciales que suceden a esta trepidante escena, comprobamos que los Broccoli vuelven a lo mismo de siempre: psicodelia visual, mujer con voz sexy cantando una canción con ritmo de Soul/Jazz (en este caso, una Alicia Keys que cumple sin alardes) y sobretodo, bailarinas desnudas. ¿¡Otra vez!? Lo peor de todo es que, una vez vista la película entera, estos créditos resultan más que incoherentes con tono general que se ha marcado a lo largo del metraje (Debo ser un poco lento, pero de veras que no encuentro relación alguna entre una historia charlesbronsiana de vendetta y una secuencia de créditos tan colorista y sesentera).


Acto seguido, vamos descubriendo todo el entramado que rodea a la misteriosa organización Quantum (deudora de la clásica SPECTRA, esta nueva organización da un cierto sentido al extraño título de este filme). La estructura de esta cinta es como la de un videojuego: consigo información, pelea/persecución, consigo información, pelea/persecución... y así sucesivamente. A este ritmo tan propio de la PlayStation 3 -curiosamente, "Quantum..." tiene su versión para consolas. ¿Debo interpretar que esto es meramente casual?-, hemos de sumarle una mucho más que evidente aprehensión con respecto a la saga de Jason Bourne, especialmente de las dos últimas entregas dirigidas por Paul Greengrass. No creo que sea casual que, en lugar de intentar fagocitar parte del elegante estilo del cual Martin Campbell (eterno resurrector de la saga Bond), Marc Forster, poco ducho en las labores de dirigir películas de acción, haya recurrido a la técnica consistente en mostrar la acción mediante una cámara temblorosa y planos cortísimos. Este recurso cinematográfico aquí es empleado para aumentar la sensación adrenalítica que ya de por si enfatiza la excelente banda sonora del infalible David Arnold.

Fotografía trabajada, un montaje [casi] siempre efectivo -el ritmo nunca decae, prueba fehaciente de ello es que hayan condensado toda la historia en 104 minutos, consiguiendo la película más corta y concisa de la saga-, maravilloso trabajo de stunts [incalculable resulta en esta ocasión el valor de la Segunda Unidad], un eficaz guión escrito por Robert Wade, Neal Purvis (ambos libretistas habituales de la franquicia) y Paul Haggis... En teoría, "Quantum..." debería ser una gran película. Pero no lo es. Por varios motivos.

Mientras que la ambigüedad y poca definición de los personajes jugaba a favor de las cintas Bournianas -recordemos que están filmadas y narradas como si de un documental de espías se tratase-, esto no funciona igual de bien en cuanto se aplica al Agente 007 y sus compañeros de reparto: si por algo siempre se ha caracterizado la saga (sí, incluso en el radical cambio de registro que supuso "Casino Royale") es por una cierta preocupación por sus personajes, tanto a la hora de darles un poco de personalidad propia como para dotarlos de motivos plausibles que justifiquen sus actos (salvo en el caso de los villanos, habitualmente malos "porque sí"). Aquí poco queda de tal preocupación: Bond está cabreado, la chica Bond (espectacular y convincente Olga Kurylenko) también está cabreada, el malo es muy malo y el secuaz es tonto de cojones. Todo muy simple.

No obstante, suerte que ahí estaba Haggis para añadir su característico toque social en forma de sutil crítica hacia las políticas internacionales de las superpotencias mundiales (no es casual que el Primer Ministro Británico esté dispuesto a "negociar con los malos" y a dejar a Bond expuesto al peligro), lo cual, junto con una cierta creatividad que Forster muestra cuando los Broccoli se lo permiten [la magistral secuencia de la Ópera debería ser mostrada de principio a fin en una academia de cine como ejemplo de montaje paralelo] y un -pese al excesivo uso de arquetipos y a la falta de calado de gran parte de los caracteres- solvente trabajo del reparto, convierten esta cinta en una digna opción para gastar los 6 euros de rigor.

Por desgracia, este Bond adrenalítico e hipervitaminado tiene en su contra la pérdida de todo sentido del humor (¡No hace falta que James esté siempre serio para que sepamos que siente rabia!), diálogos memorables y sobretodo, un montaje que, por trepidante, le resta inteligiblidad a la trama -en más de una ocasión reina el caos sobre lo que está pasando y porqué-. Por tanto, y antes de recomendar su visionado, me siento en la obligación de avisaros de dos cosas: uno, mientras que "Casino Royale" era una película de espías elegante y muy bien dosificada, en "Quantum..." tenemos un videojuego filmado trepidante y espectacular pero confuso; y dos, que nadie espere al Bond seductor, enamorado de si mismo y equipado con gadgets imposibles. Con esta cinta, Daniel Craig nos demuestra que el nuevo Bond ha venido para quedarse. Lo único que les pido a los responsables de la saga es que, de cara a una próxima entrega, hagan a este personaje más Bond (el de Ian Fleming) y menos Bourne (el de Matt Damon, nada que ver con el que creó Robert Ludlum).

domingo, 23 de noviembre de 2008

Sobre cómo buscaremos un razonamiento a aquello que no lo tiene.


Muy buenas. En primer lugar, me disculpo por mi tardanza en actualizar, he pasado el fin de semana en la Ciudad Condal sin posibilidad de conectarme a esta maravillosa herramienta que es Blogger. A [relativamente] poco tiempo para acabar un [cinematográficamente hablando] irregular 2008, me gustaría comentar una de las películas más valientes pero al mismo tiempo fallidas que nos ha brindado el señor M. Night Shyamalan, "El Incidente".

Desde “Señales” -a mi juicio, su película más floja con diferencia-, todas y cada una de sus obras posteriores renuncian al twist final que le daba la vuelta a toda la narración y se centran en explicitar un mensaje de corte filosófico-moralejero a través de varias pistas y claves repartidas a lo largo del metraje, las cuales, para ser apreciadas como es debido requerirán de un segundo (y si conviene, tercer) visionado, que además servirá para algo más complejo: captar la verdadera esencia de lo que Shyamalan nos está contando y valorar mejor la película en cuestión de cómo la valoraríamos centrándonos en nuestra primera impresión.

Y es que últimamente la obra del director hindú se sale de las convenciones genéricas y de las expectativas que se pueda formar el público con las –siempre excelentes- premisas que se saca de la manga. Para M. Night, la premisa solo es un vehículo para expresar un mensaje, siempre diferente en cada cinta nueva que crea [y siempre sabiamente enunciado], al margen de las típicas moralinas y moralejas con las que Hollywood nos castiga sin piedad. Estos dos últimos párrafos son necesarios para comprender la esencia de este controvertido y talentoso cineasta, y el hecho de que sus tres últimas películas –incluyendo ésta última- hayan dividido tanto a crítica como a público.

Debo admitir que la primera vez que vi “El incidente” me pareció de largo la peor de las obras de Shyamalan. Le encontré defectos por todas partes, me pareció floja, con unos diálogos pésimos... Me pareció una cinta deficiente y hecha a desgana [más aún teniendo en cuenta que la produce y distribuye la 20th Century Fox, comandada por uno de los adalides de la sabiduría descartiana, que responde al nombre de Tom Rothman].

Pero por circunstancias de la vida, decidí echarle un nuevo vistazo, esta vez en Versión Original Subtitulada. Y cuánto cambió mi opinión en ese segundo visionado. Al saber de antemano lo que pasaba, estuve atento a los detalles y comprendí todo a la perfección. No solo eso: me entretuvo mucho más, aprecié los numerosos frescos que el autor dosifica a lo largo del metraje –inolvidable la estampa de un invernadero con una planta química contaminando por doquier justo detrás, un cuadro que define todo el mensaje que pretende transmitirnos el cineasta-, y de hecho me tuvo en tensión, cosa que inexplicablemente, no me ocurrió en un primer visionado.

En mi opinión, gran parte de las críticas que tanto crítica como público hemos vertido –sí, también me cuento como parte del público que la masacró en su momento- se debían principalmente a las excesivas expectativas que todos nos habíamos creado en torno a esta cinta, bien por el secretismo que envolvió toda la producción, bien por el esperado retorno de Shyamalan al suspense, bien por los excelentes trailers –que, lamentablemente, nos desvelaron los momentos más espeluznantes y sorprendentes de la película-. Valorando la cinta como merece ser valorada, dicha situación resulta cuanto menos injusta.

Por un lado tenemos a un talentoso director dando lo mejor de si mismo en cada plano. Cada escena, [casi] cada ángulo de cámara está increíblemente estudiado –igual que la causa del susodicho incidente, es algo que escapa a nuestra comprensión-, y los actores se mueven al son de una cámara inquieta pero tranquila. Por el otro, tenemos a un reparto ajustado: igual que un personaje en una cinta de Shyamalan, cada actor cumple su función en la película. Mark Wahlberg sorprende como profesor de ciencias –que no os engañe el doblaje y su sempiterno ceño fruncido, Wahlberg realiza una correctísima intepretación-, Zooey Deschanel encandila con su dulzura y convence levantando con soltura un papel poco agradecido, John Leguizamo nos hace olvidar que una vez protagonizó “Super Mario Bros” con su performance de padre de familia abrumado por las circunstancias, y la pequeña Ashlyn Sanchez demuestra un desparpajo y una naturalidad ante las cámaras que merece ser destacada –es obvio que a Shyamalan se le da bien dirigir a pequeños actores, esperemos que ella no se convierta en una druggie teen a diferencia de uno que yo me sé-.

Y por supuesto, no debemos dejar pasar ni su magnífica fotografía –obra del maestro Tak Fujimoto-, ni la estremecedora –por conmovedora, no por terrorífica- banda sonora de James Newton Howard, ni las numerosas ocasiones en que el director nos pone los pelos de punta, con momentos como el prólogo, espeluznante, o toda la parte que transcurre en la casa de Mrs. Jones (por otro lado, sospechosamente similar al fragmento que transcurre en casa de Harlan Ogilvy en "La Guerra de los Mundos" spielbergiana).

Tampoco hay que pasar por alto su mensaje, muy en boga en estos tiempos [y que el autor hindú nos recuerda a través de un programa de televisión]: nos hemos convertido en una amenaza para la naturaleza, y eso nos traerá consecuencias.

A muchos ha disgustado que la causa de los suicidios no se aclare del todo. En mi opinión, con las pistas que Shyamalan reparte a lo largo de la cinta –y que, repito, no apreciaremos en toda su magnitud con un solo visionado-, el espectador ya puede hacerse una idea sobre la causa de dicho suceso. Pero, al mismo tiempo, M. Night nos avisa constantemente de algo totalmente opuesto y contradictorio respecto a lo anteriormente escrito: los humanos padecemos una avidez por conocerlo todo, por dar una explicación plausible a algo que escapa a nuestra comprensión. En lo referente a la naturaleza solo se pueden realizar hipótesis, y por esa razón Shyamalan parece preferir no dar una explicación única a lo que vemos en la cinta, si no que, al tratarse de un fenómeno natural, nos deja especular libremente. No cabe duda de que es una decisión valiente.

Aún así, este largometraje adolece de una tara demasiado grande como para pasarla por alto: no está bien desarrollado, al menos, no todo lo bien desarrollado que podría ofrecernos Shyamalan. Bien por un cierto síntoma de autocomplacencia y autofelación, bien por intentar contentar tanto al gran público como a los seguidores más ortodoxos de su cine más metafórico y metatemático, "El Incidente" no acaba de decantarse por uno u otro target, y eso le pasa factura al propio material, hasta el punto de que ciertas situaciones con un amplio potencial terrorífico pasan prácticamente al terreno del absurdo, como cierta escena que implica a Elliot, el protagonista, y una planta.

A ello hemos de sumarle algunas inconsistencias argumentales bastante evidentes, unos diálogos que pudieron trabajarse más, y fallos técnicos menores que se han colado –micrófonos que asoman por las esquinas por ejemplo- y que en un perfeccionista como es Shyamalan resultan poco menos que imperdonables. Aún así, es una digna cinta de suspense, aunque en el futuro hemos de exigir mucho más al señor Manoj. A la espera de nuevos filmes suyos, solamente nos queda preguntarnos cuál será la próxima sorpresa del hindú más famoso de Philadelphia –cuyo cameo en esta cinta es cuanto menos, irrisorio, mas gracioso de cualquier manera-.